Esta mañana me informaba el estupendo blog del periodista Manuel Segura de la muerte de Mohammed Alí, antes Cassius Clay, grande y grande de los grandes pesos del boxeo mundial. Y recordaba el combate del siglo con su adversario y luego amigo Joe Frazier, en la primavera de 1971. Cuando todo el mundo miraba el ring de un acontecimiento único del gran espectáculo. Y hacia referencia, tambien, a que en aquella velada hasta Frank Sinatra, que andaba dejándose los escenarios, tuvo que hacer de fotógrafo para estar cerca de los dos atletas que se disputaban el título de campeón del mundo; aunque la bolsa, cinco millones de dólares de aquellos, estaba pactada al cincuenta por ciento de antemano, cualquiera que fuera el resultado de la gran pelea.

Ha muerto un líder que decidió un buen día cambiar de nombre para defender a los de su color y a los de su raza; en mi adolescencia fue un ídolo de masas, en él comprendí, años más tarde, muchos, en su decadencia física, la fragilidad del ser humano aún nacido con una fortaleza formidable. Aquel combate épico fue la primera derrota de Clay, la primera vez que le contaron las diez campanadas mientras doblaba su enorme envergadura sobre la lona. Ya era, para su gloria, tres veces campeón del mundo de los grandes pesos. En aquella ocasión ´El Toro´, Joe Frazier, triunfó sobre ´La Mariposa´, Cassius Clay, si es que puede metamorfearse una mariposa en un corpachón gigante de casi dos metros de estatura y cerca de cien kilos de peso. El combate para el título mundial de los pesos máximos que les reportó a cada uno de ellos una fortuna. La pelea fue el contraste de dos estilos. Clay bailó sobre el tapiz, eludió el cuerpo a cuerpo, atacó rara vez y fue cazado en su vuelo en dos ocasiones. En el decimoquinto y último asalto, el aspirante estuvo al borde de K.O., sólo Henry Cooper había conseguido derribarle hasta entonces. Se alzó presto, pero ya se limitó a aguantar hasta el límite. Es cierto que las huellas en el rostro de Frazier no fueron precisamente caricias, pero supo imponer su mejor forma física. Los medios destacaron más la derrota de Clay que la victoria de Frazier.

Ayer, con 74 años „había nacido en 1942„, murió Alí gastado por la vida en la que tuvo ocasión de de ser amigo de los grandes mitos del siglo XX, también de quién le venció deportivamente. La leyenda desaparece con él; su propia grandeza como ser humano que se dio cuenta a tiempo de la efímera circunstancia de su reinado. Y eso fue su gran victoria, su mejor título.