Ya he hablado en más de una ocasión por estas líneas de alguna serie de televisión. No es que sea yo muy aficionado a la pequeña pantalla, pero cuando las cosas se hacen bien, me gusta quedarme enganchado a la caja tonta. Hoy quiero proponerles -si aún no le han dado una oportunidad­- la serie de la tele pública El Caso. Mi interés por ella viene marcado, obviamente, por mi ocupación; y no me ha defraudado. Lo único es que me ha hecho pensar en aquellos viejos tiempos. Reconozco que soy un enamorado del periodismo de los años 60 y 70 (el semanario empezó antes y terminó después), aunque por mi edad no he podido vivirlo. Esos días donde la noticia se confirmaba en la barra de un bar o en la esquina menos transitada de la ciudad, ´echando´ un cigarrillo. Ahora todo es mucho más inmediato, más tecnológico, menos romántico. ¡Ojo!, que a mí me da la vida y lo disfruto cada día, pero eso no quita que de vez en cuando eche la vista atrás y me imagine a los Wolfe, Talese o Suárez dándole a las teclas.