Estos días he estado hablando con mis conocidos y les he anunciado mi decisión de formar parte de la candidatura de Unidos Podemos por la Región de Murcia a las elecciones de junio. He recogido comentarios de todo tipo, claro, desde el muy habitual «ya era hora de que os juntárais, hombre» hasta el tibio «bueno, si es para echar a la cuadrilla de mangantes, bien está». No ha faltado, obviamente, el comentario cuñao. Con sonrisica incluida, claro, con tono futbolero: «Pues lo lleváis crudo, macho». En sus distintas variantes.

Yo reconozco que ante esas aportaciones suelo responder con otra sonrisa, y callarme. Enseguida me vienen a la cabeza todo tipo de zascas más o menos ingeniosos, oídos por ahí o de mi propia cosecha, pero algo, cierto pudor me impide llevar el análisis político al terreno de lo futbolero. No estoy en esto ni para 'sudar la camiseta' ni para 'defender unos colores', y me chirría mucho el repertorio de metáforas deportivas con que tertulianos y opinólogos adornan su florido (y hueco) discurso de actualidad. No tengo nada en contra del fútbol pero los objetivos de quienes entramos en política no deberían tener nada que ver con engrosar un palmarés, o subir un hat trick al marcador en una cita electoral, o calentar el ambiente de cara a ningún derby, por usar sólo tres ejemplos tomados de medios españoles.

Pero el otro día respondí. Sin pensarlo demasiado. ¿Que lo tenemos difícil, nosotros? ¿Con el paro por encima del 20% durante seis años, y el juvenil en el 46%? ¿Con la mitad de los desempleados sin acceso ya a ninguna prestación, y un tercio del país en riesgo de exclusión social? ¿Con un descenso en la renta por persona del 11% desde 2007 (algo nunca visto desde hace 165 años), y una desigualdad rampante que nos ha llevado a liderar el ránking de injusticia económica de la UE junto a Letonia, Lituania, Rumanía y Bulgaria?

¿En serio, primo? ¿Somos nosotros, los que lo llevamos crudo?

¿Contra la LOMCE, la Ley Mordaza, la amnistía fiscal, el impuesto al sol, el acuerdo de extradición de refugiados a Turquía, el TTIP?

¿Con medio partido de gobierno imputado? ¿Con Gerardo Camps y Pilar Barreiro en las listas al 26J? ¿Con los cuatro años de bochorno Gürtel, Púnica, Taula, Novo Carthago, Acuamed, etecé etecé etecé? ¿Con los Panama papers? ¿Y los Bárcenas papers? ¿Con «Luis, sé fuerte»?

Y, de repente, se hizo la magia. El silencio de los cuñados. La sonrisica congelada en el rostro, la mirada perdida como quien acaba de fallar un penalty, la desorientación. «Guau», pensé. «Esto sí que es nuevo». Pero vamos, que fue solo un momento, porque justo cuando me daba la vuelta en modo superhéroe:

Sí, pero ¿y Venezuela, eh? ¿Eh, eh, y Venezuela, eh? ¿Venezuela, oé?