El Gobierno regional, con Pedro Antonio Sánchez a la cabeza, quiere gobernar la Región de Murcia a base de decretos, como el de liberalización de horarios comerciales, que se tramita por esta vía y de forma urgente, aunque no sabemos por qué no se hace a través de una proposición de Ley, como sería lógico. Lógico sí, pero al parecer un inconveniente para el Gobierno del PP, ya que una proposición de Ley se puede enmendar y echan de menos la mayoría absoluta que les permitía hacer y deshacer. De esta forma, a golpe de decreto, recuerdan tiempos mejores y dan la espalda al consenso.

En el ayuntamiento de Murcia ocurre lo mismo: el alcalde, José Ballesta, y los concejales de gobierno no quieren cumplir las mociones aprobadas en Pleno. Uno de los más beligerantes en estas lides es el concejal de Modernización de la Administración, Calidad Urbana y Participación, José Guillén, quien está, además, encargado del personal del Ayuntamiento. Guillén incumple de manera tácita cualquier iniciativa que no parta de él, aunque suponga una mejora significativa para el municipio.

Un ejemplo es la remunicipalización de algunos servicios que se han ido privatizando durante los años y que, desde toda la oposición, apostamos por recuperar. Le pedimos que constituye una mesa de trabajo para estudiar qué servicios podían ser remunicipalizados, pero a día de hoy, dos meses después, seguimos esperando que se ponga en marcha, acostumbrados al pasotismo de Guillén.

Otra iniciativa aprobada que no se ha puesto en marcha iba dirigida a las condiciones de los empleados públicos que realizan su labor, sobre todo en las pedanías, y fuera de su horario habitual. Se instaba al concejal a que en el plazo de una semana se sentara con los sindicatos para ver la forma de devolver a estos empleados los derechos que tenían antes de los recortes del gobierno del PP. De momento seguimos sin tener respuesta ni sabemos si se está dando algún paso en este sentido.

Guillén se cree por encima del bien y del mal, y por encima de los mandatos del Pleno. Se le olvida que el Reglamento del Pleno define a éste como un «órgano donde reside la representación político global de la comunidad local y se debaten y acuerdan los asuntos más importantes que afectan al municipio, ejerciendo también la potestad normativa y reglamentaria». Por lo tanto, el Gobierno municipal debería poner las iniciativas aprobadas por la Corporación en marcha, aunque el concejal de Modernización no se dé por aludido y siga fingiendo que su equipo tiene mayoría absoluta.

Ballesta, sus concejales y, especialmente entre éstos, su mano derecha, José Guillén, no han sabido digerir el nuevo escenario político que se está dando en el Ayuntamiento y no entienden que diecisiete son más que doce y que los tiempos están cambiando. Ahora, con diálogo y consenso, con una oposición en mayoría, es posible desbloquear las iniciativas que el municipio de Murcia necesita y avanzar, aunque el PP siga prefiriendo retroceder.

Queremos resolver los problemas que el propio PP ha creado durante años y sabemos que, a pesar de la reticencia de los concejales de gobierno a cumplir las mociones, gracias a la encomiable labor del personal empleado público municipal y al trabajo de la oposición conseguiremos cambiar las cosas en el municipio.