«EEsto no había ocurrido nunca», dicen algunos pedáneos con experiencia de nuestro municipio sobre la dejadez que sufren las juntas municipales por parte del equipo de Gobierno del ayuntamiento de Murcia. Ballesta se está ganando a pulso ser el alcalde de la democracia que más abandona a las pedanías del municipio. No sólo porque la mayor parte de sus anuncios de 'grandes proyectos' se centran en la parte más urbana del municipio (San Esteban, la Cárcel o el río, eso sí, éste entre el Malecón y la Fica), sino porque desde que tomó posesión tiene paralizada la gestión de nuestras juntas municipales. Así, retrasó hasta noviembre los nombramientos de los vocales y presidentes, con lo que dificultó el gasto del escaso presupuesto de las juntas en 2015, y ahora tiene paralizada la acción de los equipos de gobierno de las juntas con más trabas burocráticas.

Escuchar a los representantes de las juntas municipales de todos los grupos, incluidos los de su propio partido, permitiría a Ballesta ver los errores que está cometiendo y lo injusto de su gestión en las pedanías. Hace veinticinco años se pusieron en marcha estos órganos de participación para descentralizar la gestión y acabar con la discriminación de los habitantes que vivían en las pedanías de nuestro municipio. Es decir, que cada pueblo contara con un equipo de vocales plural y accesible a los vecinos para resolver la falta de atención que podían sufrir del gobierno del ayuntamiento de Murcia.

Pero en este momento nos encontramos con escasez de trabajadores públicos atendiendo el trabajo que generan las juntas, retrasos en las autorizaciones de gasto, aunque se cuente con el dinero y todos los permisos; aumento de las trabas burocráticas para dar cualquier autorización, una única oficina técnica que no da a basto con los proyectos que tiene que realizar, un presupuesto de inversiones sin autorizar? Son algunos ejemplos que muchos vocales de juntas, sean del signo político que sean, ponen cada día para explicar las dificultades que les pone Ballesta en sus intentos de mejorar la vida de sus pueblos.

No somos ingenuos y sabemos que la pérdida del gobierno en la mayor parte de las juntas municipales por el Partido Popular (29 tienen en este mandato cuando en el anterior fueron 65) es una buena parte de la explicación del desdén con el que trata Ballesta a las pedanías. Pero tristemente hay más: el Partido Popular no cree en la descentralización y sigue apostando por el viejo modelo de que buena parte de la gestión municipal se concentre en las zonas más visibles de los barrios del centro. Aunque sea, también en buena parte, gracias a los impuestos que pagan los vecinos y vecinas de las pedanías.

Desde el Grupo Socialista seguiremos trabajando por acercar la gestión municipal a cada una de las pedanías de Murcia y, en consecuencia, trabajaremos por aumentar su presupuesto, delimitando con claridad las competencias y exigiendo un estricto control de las facturas. También seguiremos demandando más apoyo técnico a los equipos de gobierno de las pedanías, con más trabajadores públicos, refuerzo de las oficinas técnicas de proyectos y un reparto del dinero público que mejore las condiciones de vida y reduzca las desigualdades entre los murcianos y murcianas vivan donde vivan.