La tele pone de moda tics verbales, pocas veces frases felices e inteligentes, no digamos conductas sensatas; las virtudes son más difíciles de emular que los vicios; un soldado de Caballería admiraba tanto al coronel que copió su manera de escupir. Actualmente, eco de radiofonistas futboleros, corre de boca en boca la expresión: «Desde el minuto uno»; oradores drásticos dicen incluso: «Desde el minuto cero». Tertulianos, políticos, gente de la calle, arrancan con «Haber» (que suena a contabilidad) y cuelan en cuanto pueden «desde el minuto uno». «¿Oye, qué te pareció esto o lo otro?». «Haber, me pareció mal desde el minuto uno». La última traducción de la Vulgata comienza así: «Desde el minuto uno creó Dios los cielos y la tierra».