Hace hoy cinco años, todavía estaba intentando hacerme a la ciudad de Valencia. Prácticamente acababa de llegar a orillas del Turia para cursar primero de carrera y, aunque no lo sabía, estaba a punto de irme. Pero cuando ayer me preguntaban en qué año tuvo lugar el 15M respondí sin atisbo de duda: 2011. Yo fui uno de los miles de ciudadanos que acudió a las plazas guiado por el fervor popular y el efímero aunque efervescente hartazgo que puede acumular un chaval de apenas 18 años recién cumplidos que dice plantarse ante un sistema viciado. Así que sí, lo reconozco: la Plaça de l´Ajuntament fue más que nada un experimento para mí, pero lo suficientemente intenso como para despertar en aquel chico la necesidad de preguntar y buscar respuestas. Y le doy las gracias, porque hoy, cinco años más tarde, soy mucho más consciente de esa rabia. Familiares en paro, amigos incapaces de pagarse sus estudios, vecinos desahuciados, etc. Y ninguno de ellos aparece en los ´papeles de Panamá´; fíjate, de ´los otros´ sí... Así que, no me preguntéis si sirvió de algo a nivel político -esta columna es demasiado corta-, pero a un servidor le abrió los ojos. Que cada cual se aplique el ´cambio´.