El turismo, el deporte, el ocio, la cultura, el disfrute de los paisajes y la naturaleza, el tiempo libre, el momento de disfrute personal e incluso de peregrinación. Todas estas cosas se combinan sabia y eficazmente en un camino, una infraestructura de ocio que es imperdonable no conocer y disfrutar: La Vía Verde del Noroeste.

Es reconfortante ver que una línea de tierra que no hace mucho tiempo fue una forma de comunicación ferroviaria entre personas y territorios, haya vuelto a serlo en la nueva forma de sostenibilidad que en este siglo supone el senderismo y el turismo cultural y ecológico. Y no es extraño. Porque los casi ochenta kilómetros actuales de la vía entre Murcia y Caravaca trascurren entre las mejores propuestas paisajísticas, de naturaleza y patrimoniales de la Región de Murcia.

Además la Via Verde del Noroeste, aunque la más antigua y consolidada, no es la única de la Región de Murcia. A punto está de ser igualmente usada la Vía Verde del Campo de Cartagena, entre Totana y Cartagena, tras la terminación de las obras que realiza el Consorcio de Vías Verdes de la Región de Murcia. La de Mazarrón y la del Chicharra son proyectos en marcha.

Aprovechando la imprescindible defensa de un bien público, como también lo son las vías pecuarias, las Vías Verdes son una buena muestra de cómo se puede abordar el futuro de nuestro medio rural y nuestro sistema de ciudades medias como el que conforman los pueblos que jalonan el recorrido de la del Noroeste en una época en la que es necesario buscar nuevas potencialidades para unos paisajes que en lo estrictamente productivo ya no suponen la misma realidad de antaño. Se trata de encontrar nuevas oportunidades para gestionar el territorio en extenso, de ofrecer innovadoras formas de utilizar los viejos modelos de territorio para su uso en la manera en la que contemporáneamente la gente lo demanda.

El próximo sábado, en Mula, se celebra con una excursión colectiva y otras actividades el XVIII Día Nacional de las Vías Verdes. Una buena iniciativa y un buen momento para recordar que los itinerarios ecoturísticos y culturales, de los que las vías verde son uno de sus más destacados representantes, son una apuesta muy atractiva por un turismo blando y perfectamente integrado en el entorno.

Suponen además una forma de reforzar y poner en valor tanto los paisajes y la naturaleza como las señas de identidad de una comarca, un municipio o un área, porque suponen además un acicate para conservar las mil y una pequeñas o grandes manifestaciones patrimoniales que perviven en nuestro territorio y también la oportunidad de rescatar una gran cantidad de lugares arqueológicos normalmente ubicados tan en donde cristo perdió el gorro que hay que buscar argumentaciones ecoturísticas para valorizarlos.