Ha querido el destino „y otras cosas„ que tenga vuesa merced otra ocasión para presentar su oferta a los españoles. Sírvase de la experiencia y evite porfiar en el error, que no es esa cualidad que adorne a quien aspira a tan alta magistratura; sosiéguese, que últimamente aparece muy soliviantado; no se deje llevar por sus personales cuitas; no vea enemigos furibundos donde sólo hay adversarios; no os seduzca con sus encantamientos y suaves formas ese al que llaman ´el Palabricas´ porque sería su peor aliado. Un agravio por desfacer es la candidatura de Madrid: mande a la comandanta y a la tránsfuga a sus lugares de origen, que ninguna dellas se asemeja a la sin par Dulcinea, coloque a quienes le profesan aprecio. Recuerde los gloriosos días que su Orden de Caballería ha vivido y procure recuperarlos.