E l viernes pasado se celebró el Día de la Tierra. Está bien, que un día al año, al menos, para muchas personas, sea un día de reflexión sobre un determinado problema. En este caso, nuestros pensamientos se han dirigido hacia la Tierra.

Las visiones sobre la misma son tan diversas, son tan globales y, por regla general, suelen ser muy simples. A veces, son reflexiones de personas muy bien formadas en las Ciencias de la Tierra, y son de las que te hacen pensar. Pero, otras veces, son visiones cortas, de las de no tener encendidas las luces largas, de ver solo aquello que interesa, bien desde un punto de visto político, o nacionalista, o del 'borrego' que se deja llevar por las ideas de los 'opinadores' líderes, de los que siempre llevan razón, digan lo que digan, lo cual es imposible.

Es divertido, en este Día de la Tierra, leer opiniones como «no se debe de realizar ningún trasvase de agua entre cuencas», y el inverso: «como no se hagan trasvases de agua, se desertizará todo el territorio». Las dos opiniones tratan de salvar el planeta Tierra. ¿No se pueden sentar, con científicos de por medio, y ponerse de acuerdo?

Otro tema muy divertido es que la mayoría de la gente se preocupa sólo del suelo que pisa. Lo quiere más agradable, más verde, que no se utilicen productos que ayuden a la producción agraria, porque atacan a la Tierra, como si ésta solo fuera la corteza del planeta. Vamos, un cuento para niños.

Menos mal que hay algunas otras noticias que nos ponen más en la realidad. Son también del viernes pasado. Según la Agencia Colpisa, investigadores del hielo de Groenlandia, que estaban estudiando el clima en los estratos de hielo, han encontrado 2 erupciones volcánicas en los años 536 y 540 de nuestra era, que produjeron años de solo invierno, exactamente igual que lo que comentamos, cuando hablamos del volcán Támbora, en su erupción de 1815. Estas erupciones trajeron consigo, la reducción casi total de las cosechas, al menos en el hemisferio Norte, hambrunas en las poblaciones y el desarrollo de la peste, que diezmó o más, a la población existente en esos años de la Edad Media.

¿Cuántas erupciones como éstas habrá habido a lo largo de la historia? El desplazamiento de los continentes, las dorsales oceánicas, donde el magma está flor de piel, los volcanes activos (para los seres humanos, si no está activo, a lo largo de su corta vida, creen que ya no lo está), de los que hay muchos y con ganas y con la presión suficiente para expulsar magma a la superficie de la Tierra y a la Atmósfera.

¿Recuerdan el volcán islandés de hace alrededor de 10 años, que paralizó la actividad aérea de Europa? ¿Y si hubiese durado seis meses? ¿Qué hubiera pasado?

Pues bien, esto también, y muchas cosas más, también es la Tierra en la que vivimos. Pero son factores, que no dependen de nosotros. No podemos hacer nada más que ser sensibles y conocedores de lo que puede ocurrir, porque ya ha ocurrido.

Permítanme que me escape por un momento del tema. ¿Saben que Groenlandia, tierra blanca, helada desde hace muchos años, significa Tierra Verde? Como debía de estar de verde, para que la llamaran así. Otro cambio climático más.