Reconozco que desde el principio me produce simpatía Miguel Sánchez, el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea, también conocido como ´Mikysalo´ por su nombre de guerra en Twitter. Fue su bisoñez de los primeros días, cuando se dijo en un mitin con Albert Rivera que no se había preparado discurso alguno porque quería hablar«desde el corazón», o cuando te decía con total sinceridad que lo llamaras luego porque en ese momento lo pillabas «subiendo una cuesta», la que despertó en mí cierta ternura. No todo iba a ser políticos trajeados, con don de palabra y con todas las triquiñuelas de este mundillo bien aprendidas. A mí ´Mikysalo´ me parece un tío auténtico, genuino, un verdadero ciudadano de a pie. Pero este aprecio personal por el portavoz no impide que me eche las manos a la cabeza con las explicaciones ofrecidas por su partido ante el affaire de las facturas. Porque los que exigen cabezas ante el menor atisbo de supuesta corrupción y presumen de pulcritud, no pueden ahora actuar de forma tan frívola ante un asunto que preocupa y descoloca a la ciudadanía. Cuando uno juega a ser la mujer del César, pues tiene que parecerlo.