El Gobierno regional ha aprobado esta semana el decreto quizás de más calado económico de los últimos años y que puede ser la estrella de esta legislatura. Por una parte, una mayor liberalización de los horarios comerciales, tanto durante la semana como en los días festivos (se aumentan de 12 a 16 las aperturas) con el objetivo de incentivar el consumo, de aumentar la inversión y de facilitar a los consumidores la posibilidad de hacer compras con mayor margen de horarios. Por otra parte, la nueva normativa establece una simplificación de los trámites administrativos para la apertura de negocios, que en la mayoría de los casos se reducirá de cuatro meses a un día el tiempo que se tardará en conseguir los permisos para su puesta en funcionamiento. Esta simplificación incluirá menores controles en los requisitos medioambientales para descongestionar numerosos proyectos de inversión, de tal forma que las licencias se sustituirán por una declaración responsable en la que el interesado en emprender una actividad empresarial garantice que cumple con la legalidad. Paralelamente, la administración regional anuncia que se intensificarán las inspecciones y endurecerá las sanciones para evitar que se incumpla la ley.

En lo que se refiere a la mayor libertad de horarios comerciales, es indudable que ha sido una reivindicación constante de las grandes superficies, que consideran que incentiva el consumo y da libertad a los consumidores para elegir el horario que más les interesa para realizar las compras. Además, puede convertirse en un efecto llamada para los consumidores de las comunidades autónomas limítrofes, como la Comunidad Valenciana, Andalucía o Castilla La Mancha, que cuentan con mayores limitaciones de horarios. Sin embargo, el pequeño comercio teme perder clientes porque se ve incapaz de competir con las grandes superficies al no contar con apenas empleados para realizar turnos. Consideran que no se generarán más empleos y no se ganará competitividad. La patronal del comercio (FECOM) ha solicitado al Gobierno un plan de dinamización comercial que sea capaz de impulsar la actividad.

Por lo que respecta a la simplificación administrativa para abrir un negocio, es lo que se ha estado reclamando desde hace mucho tiempo desde las organizaciones empresariales. Y en esta decisión tiene mucho que ver la salida de empresas en los últimos años de la Región hacia regiones como Madrid o Comunidad Valenciana por las mayores facilidades que dan para la apertura de negocios, además de mejores condiciones fiscales. Porque, además, España no figura precisamente entre los países con mayor libertad de instalación de empresas. Lo que sí es indudable es que ejercerá como polo de atracción de inversiones, tan necesarias en una región que precisa de un mayor número de empresas para la creación de empleo y de riqueza después de una crisis tan devastadora para el sector privado. El mayor riesgo estriba en el cumplimiento de la normativa medioambiental. ¿Están suficientemente concienciados los empresarios de la necesidad de que sus instalaciones deben respetar el medio ambiente? Es una tarea que tendría que abordar con seriedad la patronal murciana para evitar daños irreparables y la administración con inspecciones rigurosas y sanciones ejemplarizantes. Porque una mayor libertad debería conllevar una mayor responsabilidad empresarial.

La escasa creación de empleo

El crecimiento económico sigue aportando buenos datos a juicio del último informe que ha elaborado sobre el primer trimestre del año en la Región el BBVA Research, que además incluye previsiones para el resto del ejercicio y para 2017. El PIB, según el informe, ha seguido creciendo el 0,8% en este periodo con un consumo privado al alza, un repunte del turismo y una mejora del sector inmobiliario. El departamento de estudios de la entidad financiera augura para este año un crecimiento del 2,7% y un 2,8% para 2017, con una creación de 32.000 empleos, que permitirá bajar de 100.000 el número de parados. Sin embargo, su previsión es que la tasa de desempleo solo baje un punto en este periodo, del 23,5% actual al 22,4% a finales de 2017. Y esto es lo preocupante, que la Región, con un crecimiento importante del PIB, no sea capaz de reducir de forma más significativa el paro, cuando ya estaba reduciendo el desempleo con un crecimiento del 1%. Mucho tiene que ver el incremento que apunta el informe de los jóvenes que ni estudian ni trabajan ni reciben cursos de formación ('ni-nis'), que ha pasado del 14,8% en 2007, justo el año en el que comenzó la crisis, al 19,5% actual. Es decir, que uno de cada cinco jóvenes murcianos en edades comprendidas entre los 16 y los 24 años están de brazos cruzados y sin apenas formación para su inserción en el mercado laboral. Este es uno de los mayores riesgos de nuestra sociedad, otra generación perdida, por encima de la incertidumbre política existente como consecuencia de la falta de gobierno que apunta el estudio del BBVA Research. Pero existen más carencias importantes, como el pequeño tamaño de las empresas, que las limita en su proyección al exterior, a la exportación, o la falta de inversión para adaptarse a la cuarta revolución industrial, que supone la transformación digital de la industria y los servicios. Porque, además de ser fundamental para el futuro empresarial, es lo que va a crear los nuevos puestos de trabajo.