Hasta la fecha, he escrito ocho libros que han sido editados por ocho editoriales distintas. De alguna manera, me siento como un padre que ha tenido ocho hijos con ocho mujeres diferentes. Ninguno se parece a otro (sus madres, entre ellas, tampoco), pero todos tienen algo de su padre: unos son gordos y otros, flacos; unos la tienen grande (la letra) y otros, pequeña; unos han viajado por Europa e incluso han cruzado el charco; otros, se han quedado en la región€ El benjamín se llama Unos días en París y acabamos de bautizarlo por lo civil. Para ello, el otro día, mientras dedicaba ejemplares a los lectores a las puertas de la librería Soportales de la Catedral, el búlgaro Metodi Kirilov y su banda de música callejera nos ofrecía un repertorio de canciones francesas: desde La vie en rose a La Marsellesa, pasando por Non, je me regrette. Fue emotivo escucharlas y el sentirnos, durante hora y media y en pleno corazón de Murcia, como en París. Eso sí, ya le he advertido al menor de mis libros que disfrute de ser el pequeño todo lo que pueda, porque otra editorial me ha dicho que está embarazada, que reclama mi paternidad y que dará a luz en otoño€.