Los indígenas de todo el mundo tenemos la costumbre, que los demás consideran fea, de beber aspirando, sobre todo cuando se trata de leche, sopa u otras líquidos de cierta densidad, especialmente si están calientes, produciendo un frotamiento burbujeante en la boca, para escándalo de los presentes. Y aún es peor si el sorber consiste en aspirar la mucosidad nasal, con el mismo estrépito que el de las aguas bravas de una caratarata o un rápido. Pero sepan que, para disimular esta ruidosa costumbre de sorber, podemos llegar a la cuadratura del círculo de la absorción, que es hacerlo callada y silenciosamente, sin dar pelos ni señales de tal operación. Y entonces llegamos a extenderla como imagen a todo aquello que hacemos discretamente, sin que se entere nadie. Hechos que pueden ser de carácter positivo „comprarse una casa, hacer unas gestiones, emprender una nueva relación„; pero, sobre todo, situaciones negativas, incomprensiones y fracasos que uno sufre en silencio, calladamente, con resignación, aunque el trago -o mejor, el sorbo- sea tan áspero y desagradable que nos den ganas de vocearlo, haciendo tanto ruido como el de los sonoros sorbitones..