Sin duda, en términos ambientales la formulación de propuestas de forma asamblearia, con sus tintes panfletarios y revestidos de lugares comunes, tiene más público, más atención, que los firmes proyectos estimados por las Administraciones públicas. Sucede ahora con el Mar Menor, cuya última plataforma al uso acude a nuestra conciencia con un angustioso ´Salvemos el Mar Menor´. Y no digo que esto no esté bien, pero ¿por qué, además, no damos crédito a lo que la Administración nos ofrece, con un amplio consenso, a partir del ITI (más de uno debería saber qué es esto) y los 45 millones previstos para acciones concretas (colectores, tanques de tormentas, marinas secas, etc.) con destino a la laguna? Claro que siempre brillará más esa estúpida moratoria panfletaria que algunos proponen a fin de que, justos y pecadores, todos paguemos.