Los buenos años de Juanito (DEP) en el Real Madrid me pillaron muy chico, por lo que apenas me acuerdo de verlo en el césped. Solo recuerdo levemente aquella vez que le pisó la cabeza a un jugador del Bayern de Munich, más que por el hecho en sí por la indignación que causó en mi familia, de mayoría antimadridista, que estuvo recordando esa acción durante años como prueba de la maldad del demoniaco Real Madrid. Así que lo de las famosas remontadas europeas me suena solo al circo tertuliano televisivo. Hoy a los blancos les toca, otra vez, remontar en Europa, y hemos visto cómo se invoca de nuevo al malogrado futbolista, pese a que en los últimos años las llamadas a su espíritu han sido sinónimos de fracaso absoluto. No sé yo si esta noche será la excepción. Y es que al final todo esto no es más que la máxima tan española de «no hagas hoy lo que puedes dejar para mañana». O como el típico alumno que no estudia para el examen y lo confía todo a la vela que su abuela le ha puesto a la Virgen. En el deporte, como en la vida, no hay más espíritu que el trabajo constante. Pero, ¡hala Madrid!