Murcia es una Región de contrastes naturales, donde se pasa del más crudo invierno continental a la eterna primavera, de la alta montaña a paradisíacas costas que poco tienen que envidiar a otras de más fama. Pero Murcia, por desgracia, es también cuna de otros contrastes provocados por los agentes que la rigen. Es una Región marcada, desde hace décadas, por varios ejes que se olvidan del Norte. Viajando por los pueblos y las ciudades de Murcia se percibe el abandono de muchas de estas zonas, sumidas muchas en una depresión económica que dura ya décadas. Porque mientras que a las grandes ciudades de la Región no les falta de casi nada, incluyendo el tranvía y un futuro AVE para ir a Madrid por Alicante (qué tontería), algunas del Norte ni tienen una autovía de comunicación con su hospital de referencia, dígase Yecla, y muchos de sus vecinos tienen que ser atendidos en la Arrixaca de problemáticas que no pueden ser tratatos en su hospital local. Es solo un botón entre un montón de agravios a los que los poderes de todas clases someten a unos pueblos que pagan idénticos impuestos que el resto.