Según los datos aportados por el ministro Montoro, el déficit público de nuestra Región se coloca en el 2,52 por ciento de nuestro PIB, 1,82 puntos por encima del objetivo marcado del 0,7 por ciento.

Todo esto es consecuencia de tres factores. El primero, que seguimos sufriendo las consecuencias del fracaso del modelo económico del PP, que centró todo el impulso económico en la construcción y, cuando la burbuja inmobiliaria estalló, los ingresos públicos se hundieron y aún siguen hundidos. Por otro lado, los recortes en impuestos de los que presume el PP, aparte de beneficiar fundamentalmente a os más ricos, no contribuyen precisamente a mejorar la situación.

El segundo factor es el mal sistema de financiación autonómica que venimos sufriendo. El Sr. Rajoy ha tenido 4 años de mayoría absoluta para haberlo corregido y no lo ha hecho, teniendo un mandato legal que le obligaba a revisar dicho sistema. ¿Por qué no lo ha hecho teniendo mayoría absoluta? Él sabrá, pero nosotros lo pagamos.

Finalmente, el tercer factor es la ineficacia en la gestión de nuestro Gobierno regional y su precedente. El derroche en temas como la desaladora, el aeropuerto o la gestión diaria, especialmente en el Servicio Murciano de Salud, tiene sus consecuencias. Si comparamos con Andalucía, que tiene problemas similares en cuanto a la financiación autonómica y ha sido gobernada durante un largo tiempo, como nuestra región, por un mismo partido, vemos cómo presenta cifras mucho mejores. En su caso, frente a nuestro 2,52% de déficit, presenta un 1,13%.

Frente a nuestro 27,3% de deuda en relación al PIB, la Comunidad Autónoma andaluza tiene un 21,7%, casi 6 puntos menos. Si tuviéramos el mismo nivel de deuda que la comunidad andaluza, deberíamos más de 1.500 millones menos, unos 1.000 euros menos por habitante. En 2015 ellos han aumentado su deuda en 0,8 puntos sobre su PIB, frente a nuestros casi 2 puntos.

El consejero de Hacienda del Ejecutivo autonómico ha achacado el exceso de déficit al tratamiento de la hepatitis C y al pago de un 25 por ciento de la paga extra a los empleados públicos. Pues bien, con respecto a lo primero, nada que decir, había que hacerlo, era un clamor. Con respecto a lo segundo, hay que decir que los gastos de personal no han sido para nada lo que ha supuesto un incremento del déficit sobre el objetivo. Estos sólo han sido 6 millones de euros superiores a lo previsto, cuando los gastos corrientes han sido superiores en 287 millones y las transferencias corrientes en 96 millones. Un conocimiento más detallado de la ejecución del presupuesto nos permitirá conocer mejor por dónde se ha ido el dinero. Además, también los ingresos han sido inferiores a lo previsto, especialmente en el impuesto de sucesiones, 41 millones, impuesto de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, 71 millones, impuestos especiales, 25 millones, y transferencias de capital, 90 millones. Por cierto, estas últimas, básicamente se reciben del gobierno central, con lo que por aquí Rajoy nos ha recortado un buen pellizco. Estas son las fuentes del desmadre del déficit y no los empleados públicos de nuestra región.

El ministro Montoro ha anunciado que va a tomar medidas. Si, tal y como establece la Ley de Estabilidad Presupuestaria, el ministro de Hacienda nos obligara a establecer la no disponibilidad de los gastos de la Comunidad tendríamos un problema grave. El propio consejero Carrillo reconoció antes de que se aprobaran los presupuestos el que estos eran falsos, en tanto en cuanto anunció que no se cumpliría el objetivo de déficit del 0,3 por ciento marcado para 2016. Siendo esto así, la declaración de no disponibilidad supondría que no se puede gastar ni un euro más de lo presupuestado para 2016, que una vez agotada una partida no se podría gastar más de ella. En tanto en cuanto el gasto necesario para hacer funcionar nuestra comunidad está en torno a los 400 millones más de lo presupuestado, ese ´cierre del grifo´ supondría un tremendo problema para nuestra administración pública, especialmente para el Servicio Murciano de Salud, y, por ende, para nuestros conciudadanos. Si el señor Montoro sigue de ministro y cumple sus amenazas, que Dios nos pille confesados. Es por todo ello que esta Región necesita un nuevo sistema de financiación, que esperamos que acometa el futuro gobierno de España, y unos nuevos gobiernos regional y nacional que sepan gestionar mejor los fondos públicos. Si el cambio no se produce, los recortes pueden ser muy duros.