Llámenme friki. Llámenme como quieran, pues mientras escribo este ´Buenos Días´ escucho la banda sonora de la serie Sons Of Anarchy. No puedo evitarlo. Ni tan siquiera deseo intentarlo. ¿Qué hay de malo en ser un devorador ávido de series? ¿Es un pecado? ¿Por qué no debería escuchar las geniales bandas sonoras? ¿Y leer sobre los misterios ocultos de Perdidos? ¿O investigar sobre los reinos de Juegos de Tronos? En ocasiones incluso me acuesto pensando en lo que me deparará el próximo capítulo de Vikingos o de Grimm. No nos olvidemos tampoco de los jaleos judiciales de The Good Wife o los viajes a través del tiempo y del espacio del Doctor Who. No, por favor no. Llévense lo que quieran, pero no nos arrebaten Internet. Pues miles de personas aprovechamos nuestras noches para avanzar temporadas hasta acostarnos a las seis de la mañana. Todo está perdido. Ya no hay marcha atrás. Sólo un último consejo: déjense el tabaco y empiecen a ver series, es más sano. O no.