Hace quince días en esta misma sección manifesté que consideraba que esta sociedad estaba enferma por permitir casos de maltrato femenino; por permitir los campos de refugiados, que recordaban a lo peor de la época nazi; y, en definitiva, por permitir que se siga desahuciando a gente de sus casas. Sólo tres de los muchos ejemplos más que podríamos encontrar sin apenas tener que buscar. Y no sólo me reafirmo en lo que dije, sino que le doy una vuelta de tuerca más: Esta sociedad empieza a oler a podrido. El caso de los seguidores del equipo de fútbol holandés PSV Eindhoven en la plaza Mayor de Madrid es buena muestra de ello. Unos ´hooligans´ de la peor calaña no dudaron en humillar a un grupo de inmigrantes rumanas que pedían limosna, tirándoles monedas y obligándolas a hacer flexiones si querían más dinero. Pero lo que realmente me alucina es que sólo una persona, un hombre, de las que estaban en la plaza en ese momento, consideraran el espectáculo repugnante, sintieran ganas de hacer algo para que parara, y tuvieran la decencia de afear la conducta a estos bárbaros. Se han iniciado haber medidas penales contra ellos. Ójala sirva de ejemplo.