Es el título en castellano del nuevo libro de Xavier Fina. A lo largo de las páginas, este profesor de políticas culturales y consultor, relata negro sobre blanco los cien primeros días de Colau en el consistorio de Barcelona. Es un esfuerzo titánico por alejarse de la crítica, el autor apunta y explica de una en una las 'equivocaciones' llevadas a cabo por la alcaldesa desde que tomara el mando de la Ciudad Condal en junio de 2015.

El profesor no se anda con rodeos y abre fuego lanzando por los aires la descortesía, el nepotismo, las faltas de respeto al Estado y la mala memoria de la que han hecho gala los miembros del equipo de Ada Colau. Apunta bien y dispara haciendo especial hincapié en los nombramientos de Adriá Alemany, pareja de la alcaldesa, y Águeda Bañón, la activista del porno alternativo que apareció orinando en la calle; la escasa amabilidad con el PSC, partido que aupó a Ada Colau a hacerse con la alcaldía; la falta de consideración con la pluralidad del Estado ante la negativa de asistir a misas católicas; las acciones fuera de lugar como el desatino de retirar el busto del rey Juan Carlos, que presidía el salón de plenos del ayuntamiento de Barcelona desde 1976, precisamente el día que había un pleno sobre la lucha contra la pobreza y, cierra fuego sobre el destino de la parte de los sueldos que no cobran los cargos de Barcelona en Comú.

Sin tregua promete poner las cartas boca arriba y destapar la ausencia de transparencia, los despropósitos, las afinidades ideológicas y las sintonías personales de los radicales de la marca blanca de Podemos.

El libro, por suerte para el escritor, ya ha despertado interés entre los lectores, especialmente entre los políticos municipales, y cuenta con material suficiente como para escribir una segunda parte gracias a las últimas polémicas de la alcaldesa entre las que destacan la guerra contra los hoteleros, la legalización de las okupaciones, la huelga del metro, el padrenuestro sexual y el desplante a los militares.

Se suele decir que segundas partes nunca fueron buenas. Normalmente, es difícil que después de leer una buen libro el segundo supere las expectativas del primero, pero sospecho que en el caso de Sin tregua, estaríamos ante una de esas excepciones que confirma la regla. Algo así como la suerte de una estrella fugaz o un trébol de cuatro hojas.