Mientras hay quienes celebran el 8 de marzo, nosotras defendemos la vigencia reivindicativa de esta fecha. Os invito a hacer memoria y recordar sus orígenes. Sí, me refiero a los hechos ocurridos en la fábrica de Cotton de Nueva York allá por 1908. Más de 150 mujeres perdieron la vida en un incendio provocado ante la negativa de abandonar un encierro en el que participaban en protesta por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo. Las telas con las que trabajaban eran de color violeta, de ahí que se asocie este color a la lucha por la igualdad. 108 años después las causas de sus reivindicaciones se han extendido y generalizado.

Mirando a nuestro alrededor nos encontramos a 'supermujeres' intentando sobrevivir en un mundo laboral que nos discrimina por el simple hecho de serlo y que nos mira con lupa antes de contratarnos porque si estamos en edad de quedarnos embarazadas los empresarios pueden tener un problema, como afirmó públicamente Mónica Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios.

Estos, por desgracia, no son casos aislados. Las cifras que evidencian nuestras vidas precarias están ahí, al alcance de cualquiera. Sirva como ejemplo el informe publicado recientemente que situaba a Murcia como la cuarta Comunidad con mayor brecha salarial y concluía que una mujer tiene que trabajar 88 días más que un hombre para cobrar el mismo salario. Es más, ¿consideráis justo que una mujer tenga que trabajar once años más para recibir la misma pensión que un hombre? Aunque la respuesta sea no, esta es la realidad que nos encontramos ahora mismo y por eso es necesario impulsar de forma decidida políticas de igualdad, que son las diseñadas específicamente para corregir las relaciones de desigualdad.

¿Y cómo vamos en el municipio de Murcia con las políticas de igualdad? ¿Nuestras instituciones están haciendo todo lo que pueden? ¿Se puede hacer más? Intentaremos responder a algunas inquietudes respecto a estas políticas en el ámbito municipal. Empezaremos por reconocer el gran trabajo de las técnicas que trabajan en esta área y que con pocos recursos hacen lo que pueden y más.

Pero no debemos cerrar los ojos ante la hipocresía del gobierno, que se caracteriza por hacer 'política anuncio'. Supongo que muchas vísteis una pancarta que lucía un lazo morado en la fachada del edificio Moneo, frente a la Catedral, el pasado noviembre. Este era uno de los compromisos de la moción que se aprobó por unanimidad en el Pleno de octubre y que venía de la plataforma estatal del 7N. Hasta ahí todo bien, podría haber sido un punto de inflexión sobre la igualdad en el municipio. Podría haber sido el final de los recortes de estas políticas que desde 2013 hasta 2015 sufrieron recortes por valor de 264.425 euros. Pero no. Muy a nuestro pesar, cuando recibimos los presupuestos para 2016 nos encontramos con que la partida de políticas de Igualdad había desaparecido. Ahora sabemos que se encuentra dentro de la destinada a Bienestar Social, donde aparece como programa y cuenta con 346.700 euros, es decir, 219.575 menos que el año anterior. Así se entiende que su desaparición pretendía ocultar un recorte muy significativo.

Por tanto, más allá de la cuestión cuantitativa mencionada, hay una cuestión cualitativa, una cuestión política y de concepto, de la importancia que tienen estas políticas dentro del conjunto de políticas públicas que realiza el Gobierno local.

Lamentablemente, esto no es todo. ¿Habéis visto a las trabajadoras de Ayuda a Domicilio concentrarse frente al Ayuntamiento? Estas trabajadoras pasan muchos meses pidiendo mejores condiciones laborales y cosas de sentido común como cobrar el salario completo cuando corresponde. Pues esta empresa tiene una contrata con el Ayuntamiento de Murcia, que mira para otro lado cuando las trabajadoras no han cesado sus reivindicaciones. En definitiva, tenemos una institución gestora de precariedad.

Estas, por desgracia, son solo unas pinceladas de lo que está ocurriendo en nuestro municipio y que nos hacen pensar que no estamos locas cuando decimos que hoy no celebramos nada y reivindicamos todo, todo lo que nos hace falta para que este día no se quede en declaraciones institucionales y brindis al sol, para que nuestras Administraciones se comprometan realmente a desarrollar políticas de igualdad que nos permitan vivir dignamente.

Al final, lo que pedimos es lo que ya dijo Rosa de Luxemburgo, «un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres».