No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer tú por tu país» o «Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo» son frases del presidente norteamericano Kennedy que han pasado a la historia y que políticos y periodistas emplean en infinidad de ocasiones (yo, ahora mismo, sin ir más lejos) para dotar de grandilocuencia su discurso. Algunos de nuestros actuales parlamentarios parecen a veces empecinados en soltar la gran locución de su vida, aunque el resultado no deja de ser un eslogan cuya duración en la historia no resiste mucho más de un titular de portada en la prensa o, a lo sumo, un trending topic exiguo para entrar en el olimpo de las frases trascendentales. El diario de sesiones del Congreso de los Diputados recoge varias intentonas de nuestros políticos en la semana en que no hubo Gobierno, solo acusaciones cruzadas y posicionamientos inamovibles que se me antojaban más como las primeras consignas de la precampaña electoral recién abierta que como ofrecimientos realistas. Seguimos con un Ejecutivo en funciones y cada vez son más numerosas las voces que se muestran preocupadas ante esta situación de estancamiento en la que nos han instalado. Todo es nuevo para este país y no sé si nuestros elegidos estarán a la altura. El problema es que su fracaso lo pagaremos todos.

El Día de la Mujer. Aseguraba la presidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver, que cada vez hay más mujeres «sobrepreparadas» que deben ocultar su extraordinaria formación universitaria para conseguir empleos de menor cualificación para los que se han preparado durante muchos años. Me uno a la denuncia de esta injusticia proclamada por esta veterana política con motivo de los actos que se han preparado para conmemorar el Día Internacional de la Mujer del próximo martes. ¿Qué sociedad estamos forjando cuando los mejores, en este caso muchas mujeres, se tienen que ocultar ante los mediocres?

10.000 agradecimientos. El pasado lunes, 29 de febrero, sacamos a la calle nuestro número 10.000. Una cifra redonda. Un guarismo que me permite hacer una parada breve -ya saben que los medios de comunicación nunca debemos ser noticia- para dar las gracias a todos aquellos que lo han hecho posible (comerciales, periodistas, personal de administración y de talleres) a lo largo de los últimos 28 años; a los anunciantes que han confiado en nuestro soporte para llegar a sus clientes; a los quiosqueros, sin cuya labor nuestro trabajo no habría llegado a la sociedad y, por supuesto, a nuestros lectores, que son nuestra razón de existir cada día.