Una vez que el Gobierno español ha dado luz verde a que los camiones pasen de una longitud máxima de 18,75 metros a 25,25 metros, ha llegado la hora de que los empresarios nos pongamos manos a la obra. Estos gigantes constarán de un remolque principal de 13,6 metros y uno más corto, de cerca de 8 metros. Esto supone un aumento de volumen útil del 50%, ya que estos ´trenes de carretera´ no son ninguna novedad en varios países europeos.

En el caso de Suecia, tras autorizar los megacamiones de 60 toneladas, el consumo de combustible disminuyó una media de un 14%, se mejoró la eficiencia energética en un 20% y las emisiones de óxido de nitrógeno se redujeron en 14.000 toneladas al año. Las cifras hablan por sí mismas.

A lo largo del tiempo, todos los medios de transporte han aumentado su capacidad de carga. Los aviones son cada vez más grandes, así como los trenes y los barcos. En mi humilde opinión, su llegada a España era una cuestión de tiempo. Esta decisión ha sido muy esperada por una parte del sector, ya que nos aporta más eficiencia y una importante reducción de emisiones, así como una mejora del coste logístico.

En el Grupo Disfrimur participamos activamente en un estudio realizado por la Cátedra Amelio Ochoa, de la Fundación Francisco Corell, que confirmaba que esta medida supondrá una mejora del precio en las toneladas-kilómetro transportadas superior al 15%. Por lo tanto, va a tener una incidencia directa en la productividad y eficiencia y, paralelamente, es una mejora medioambiental y aumenta de golpe la competitividad y flexibilidad.

Como empresario del sector del transporte por carretera y la logística, creo que tenemos en nuestras manos la posibilidad de poder remediar a largo plazo el problema de la eficiencia y la contaminación. Sin duda, es un gran remedio para dos ´males endémicos´ del sector. Y, lo más importante, pone en evidencia que el futuro del transporte por carretera pasa porque seamos más grandes, más eficientes y menos contaminantes.

Según este mismo estudio, el uso de estos conjuntos articulados producirá un ahorro para la economía española de setecientos millones de euros. Ahora habrá que determinar si la geometría de cada vía es adecuada a su circulación, a pesar de que con los actuales radios de giro de las vías de gran capacidad no hay problema con los vehículos de gran tonelaje y dimensiones. El problema puede presentarse en las salidas y entradas de las vías, en algunas rotondas, accesos a aparcamientos, pasos elevados y, por supuesto, carreteras secundarias de España.

Por lo tanto, los megacamiones van a tener una incidencia directa en la productividad y eficiencia, es una mejora medioambiental y aumentará notablemente la competitividad y flexibilidad. Está claro que los ´megatrucks´ han llegado para quedarse y seguro que lograrán cambiar a corto plazo el paisaje de las carreteras españolas.