Después de los descubrimientos tan importantes de científicos de la genialidad de Marie Curie, Alexander Fleming o Albert Einstein no salgo de mi asombro acerca de los hallazgos científicos revelados en los espléndidos estudios y conclusiones que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) nos ha ofrecido a propósito de la Educación: «Los alumnos con menos recursos tienen una probabilidad tres veces mayor de quedar rezagados».

Todos los periódicos han destacado en sus portadas la grandiosa revelación educativa que cambiará, afortunadamente, el desnortado rumbo del barco a la deriva. ¡Incontables Leyes Orgánicas, debates, estudios, pruebas externas y cursos de formación se han realizado, y nadie había deparado en este insólito dato!

Parece ser que, en los últimos estudios realizados, uno de los factores determinantes del rendimiento de los alumnos es 'la renta familiar' cuyos miembros pueden tener acceso a un mayor número de recursos, en palabras de Alfonso Echazarra, analista de la OCDE en París. ¡A buenas horas, mangas verdes!

Como aduce la propia organización, un alumno posee un 10% de probabilidades menos de quedar rezagado si el estudiante vive con sus progenitores en su propia casa y la economía familiar está saneada; la lengua materna es la que se utiliza en el centro en el que estudia; vive en una ciudad; ha realizado un año de Educación Infantil y no ha repetido un curso. Ahora entendemos con meridiana claridad por qué los alumnos con rentas familiares bajas, inmigrantes que no han realizado Educación Infantil y han repetido fracasan rotundamente en los estudios. Ignoro si Ernesto Sábato tenía conciencia de estas personas cuando afirmaba que «la búsqueda de una vida más humana debe comenzar por la educación».

Constatadas las circunstancias que pueden reducir la educación de calidad en determinados seres humanos, nos deberíamos plantear qué hacemos ahora con este problema y cómo lo solucionamos. Según la OCDE, sería oportuno introducir 'recursos adicionales' y 'estrategias adecuadas' que ayuden a paliar los problemas de bajo rendimiento a las familias con menos recursos. Para ayudar en la mejora de la enseñanza, se indica, sin ningún tipo de rubor, que «hacer deberes ayuda, pero, si parte de los que se lleva a casa se hiciera en clase, puede que consigamos mejores resultados».

Quienes lo afirman ¿son unas personas preparadas que han trabajado dando clase in situ o, tal vez, son unos eminentes expertos teorizadores que intuyen, pero no saben; proponen, pero no dan un paso al frente? Me recuerdan los famosos refranes acerca del tema que decían así: «Escuela del Maestro Piñones, que no sabía leer y daba lecciones» o «Como el maestro Ciruela, que no sabe leer y pone escuela».

Otro descubrimiento de la importancia de la piedra de Rosetta o de la tumba de Tutankamón es que los resultados obtenidos en los centros concertados y privados son mejores que en los públicos y no necesitan apoyos por el tipo de alumnado que poseen. ¡Sorprendente! Cabe la posibilidad de preguntarse si en los centros no públicos existe, constitucionalmente, la libertad de elección o de selección de centros.

Debemos aludir, de modo obligado, al invento más innovador y revolucionario de la OCDE a través del centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE): los estándares de enseñanza y aprendizaje, desarrollados magistralmente por Cristián (sic) Cox, Elisa De Padua y la psicóloga Lorena Meckes, profesores de Educación de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Si la OCDE está tan preocupada por el desarrollo económico como su nombre indica, le sugiero que utilice los estándares de evaluación en otros estamentos de la sociedad para mejorar con creces la economía del país. Así, en el ámbito de la Medicina se podría mejorar su funcionamiento con unos cincuenta estándares con un valor de 0 a 4 de cada paciente sobre la información del cirujano al enfermo de los logros alcanzados; de los objetivos que se propone alcanzar; de los instrumentos que va a utilizar, de las secuelas sufridas, del tipo de gasa que emplea, de las ocasiones en que se lava las manos? No perdamos de vista los ochenta estándares aplicables a la Judicatura que mejorarían sustancialmente los procesos judiciales. Se les informarían a los presuntos criminales en una escala de consecución de 0 a 4 de los objetivos esenciales del proceso; de la jurisprudencia al respecto; de las posibles condenas; de las razones por las que se aplica el artículo del código penal; de la puntualidad y trato del juez, etc.

Y así, con todas las profesiones existentes en este país de países con sus respectivas regiones.

Los hallazgos e inventos son espontáneos y comprometidos; la inteligencia y la experiencia, sensatas.