Uno sabe que es domingo cuando sale María Dolores de Cospedal en el Telediario diciendo nada en sesión vermú. Si hoy es martes, esto es Bélgica; si esto es Cospedal, hoy es domingo. Lo último de la secretaria general del PP para socorrer a Mariano Rajoy no lo dijo ella sino Ignacio de Loyola aunque no lo dijo así. Lo que citó María Dolores, acudiendo a Ignacio en favor de Mariano fue «en tiempo de zozobra, no hay que hacer mudanza». Lo que sentenció Íñigo López de Loyola fue «en tiempo de desolación nunca hacer mudanza», frase que podría incorporar en un sentido literal y contemporáneo la plataforma Stop Desahucios. ¡Fuera de ahí esa camioneta para enseres, que lo dijo un santo y los banqueros son católicos!

El sentido de la frase de Cospedal se entiende aunque es mejor seguirlo con las palabras del militar religioso: «Sino estar firme y constante en los propósitos y determinación en que estaba el día antecedente a la tal desolación, o en la determinación en que estaba en la antecedente consolación. Porque así como en la consolación nos guía y aconseja más el buen espíritu, así en la desolación el malo, con cuyos consejos no podemos tomar camino para acertar». Así piensa Rajoy, entre la lectura de los Ejercicios Espirituales y el Marca, entre la Compañía de Jesús y la de la Liga BBVA: «Tenía mayoría absoluta, hubo elecciones, ya no la tengo pero sigo como el día antecedente a la desolación».

La frase está más pensada para el ánimo que para el cuerpo social y no cabe aquí. Al margen de la investidura que no va a ser, de la campaña que vendrá, de las elecciones que serán, se ha pasado a otra fase y estamos en tiempo de mudanza. Puestos a citar mal a Nacho el jesuita, démosle la vuelta que también tiene enseñanza: «En tiempo de mudanza, nunca hacer desolación» o, a la cospedala, «en tiempo de mudanza no hay que hacer zozobra».