Estoy seguro de que en la Academia del Cine nadie sabe de él ni una palabra; solo Ginés García Millán, grandísimo actor y paisano, estaría al tanto de este portento humilde si iniciáramos entre sus miembros, y en la noche del glamour a medias, una encuesta sobre la personalidad de Andrés Segura, el que fuera policía municipal hasta su jubilación, en el lugar más conflictivo de tráfico en la travesía de su pueblo y el nuestro, Puerto Lumbreras, y su cruce de caminos hacia Almería o Granada. Allí ha pasado décadas. Ni una multa, ni un accidente; el buen empleado municipal estaba para evitarlos.

En los siguientes días de la Gala de los Goya, removidos en el alma la tendencia nuestra, ineludible del valor de una imagen, pregunté por la salud de Andrés a Marcos Salvador y a la poeta Carmen Martínez; las respuestas fueron positivas. El pintor, a partir de mi pregunta y explicación que respondía a la posibilidad de montarle un homenaje en la Filmoteca Regional, ha colgado en Facebook su deseo, que comparto, de que Puerto Lumbreras le rinda un homenaje. Me apunto. Y da las razones. Yo también las tengo publicadas desde hace años. Decía yo.

Andrés, al jubilarse, se compró una cámara de vídeo y empezó a grabar acontecimientos del pueblo, a recogerlos en la banda magnética de su cinta con precisión de enfoque y diafragma. Desde entonces, se ha convertido en el reportero, en el cronista, en el documentalista del pueblo. Lo tiene todo en esos cientos, miles de cintas que atesora. Todas las voces, todos los discursos, todos los bailes, y las actuaciones, el folklore y los desfiles de carrozas de todos los años, y los homenajes, y las exposiciones, y las procesiones? Por propia experiencia digo que si se leen unas cuartillas en público, en Puerto Lumbreras, y se alza un mínimo la mirada, te encontrarás el objetivo de Andrés, el exmunicipal frente a tus ojos, implacable, impecable. Es el archivo de un territorio que ha visto circular, mientras callaba, por el cruce de sus desvelos y que ahora se lo lleva a casa en analógico o en digital. Material muy importante que hay que recuperar para el archivo histórico de Puerto Lumbreras. Si alguien quiere saber del pueblo, en un futuro, lo encontrará todo en el trabajo voluntarioso y desinteresado de Andrés, en su constancia y documento. Es un reportero por vocación, notario de los acontecimientos, grabados mirando con sus ojos pequeños por el visor delator. Sin pereza, sin pausa, sin despiste. Quiero ver su obra -una muestra en pantalla grande- y a él ruborizado. Y se lo digo sin empacho, de colega a colega. Este parece, a simple vista, un asunto insignificante, pero advierto de su importancia cultural.