A lo largo de la mañana del día 13 de febrero, tres personas (dos mujeres y un hombre) se acercaron al mostrador de mi tienda portando ejemplares de mis novelas para que se las dedicase a sus parejas. Serían el regalo de San Valentín. A la vez que les estampaba con mucho esmero la dedicatoria pensaba que, mientras escribía esas historias, nunca hubiese podido imaginar que en un futuro mis palabras serían regaladas en el Día de los Enamorados. ¡Qué bonito que mis libros logren besos en los labios al recibirlos!