«¿Te puedo hacer una pregunta?», me dijo una clienta desde el otro lado del mostrador. «¡Claro!», le respondí tan inocente. Y entonces me lanzó a bocajarro una de las preguntas más surrealistas que me han hecho en la vida. «¿Dónde te has puesto la dentadura postiza?». Quedé perplejo ante su curiosidad, atónito, sin saber qué responder. Entonces, al descubrir la incertidumbre en mi rostro, la señora añadió: «Es que la llevas tan natural...». «¡Pues claro „le respondí„, es que es natural!». Dios mío, la gente hace cada pregunta