El otro día salimos en bici y nos fuimos a recorrer la mota del río, como buenos murcianos de domingo. Fuimos prontico, a esas horas en las que está condensado este invierno escondido, y nos congelamos las orejicas en el primer kilómetro. No es que haya sido muy de la mota del río (todo se andará, nunca mejor dicho), que los del Norte nos conformamos con el carrilico de Juan Carlos I, y con hacernos El Puntal-Redonda-El Puntal ya tenemos el cupo, aunque para la bici se queda algo corto. Así que cuando tocó el río para pasear, corretear o incluso la bici, nunca había pasado de la Hero, que es como el castillo que pone límite a la gran Murcia, o mejor dicho, lo ponía, porque el otro día mi compadre JP y yo llegamos hasta la mítica Contraparada, y todo cambió.

«Aquí nació Murcia», dije, después de unos minutos de contemplación reponedora, escuchando el agüica, con la huerta exultante bajo los primeros rayos de sol de la mañana. Y seguimos allí un rato, rodeados de patos, gansos y garzas, en un remanso de agua, y de paz sagrado; y entonces me acordé, como en las películas, de las historias que cuentan los mayores sobre una Murcia romana. Quien vio una ciudad en nuestra Murcia diseñó aquel lugar para protegerla del agua. Dicen que cuando los musulmanes construyeron el Azud Mayor (La Contraparada) lo hicieron sobre ruinas mucho más antiguas, y así está escrito, y la Vía di Valle Murcia junto al Circo Máximo€

Si hemos sido la huerta de Europa ha sido por el sistema de acequias que regó nuestro valle milagroso durante siglos. Fue allí, hace muchos años, donde se creó el principio de un ecosistema único junto al Thader, o Segura, como quieran. Las dos acequias más grandes, Aljufia y Alquibla surgen de allí, como cuenta magistralmente, como siempre, el bueno de Manuel Martínez en el imprescindible blog Descubriendo Murcia.

Habían pasado muchos años desde la excursión con el colegio, y el reencuentro fue un espectáculo excepcional. Aunque echamos de menos un panel con los certeros artículos de Descubriendo Murcia con los que poner, aún más en valor un lugar sin duda emblemático de nuestra capital, que transitan cientos de deportistas a diario, que está cuidado y renovado, pero que sigue teniendo una potencialidad espectacular para reivindicar una historia aún mucho más importante. Allí nació la huerta de Murcia hace siglos€ y hay algo sagrado que lo envuelve todo junto al último meandro y entre los márgenes de huerta que abren la ciudad de Murcia a su origen.

Vale.