La Guardia Civil, la Policía Judicial y las sospechas de los jueces e investigadores señalan que en Valencia el PP tenía una auténtica organización criminal, un engendro de corrupción, blanqueo de dinero y ´mordidas´, con ramificaciones nacionales e internacionales.

La Fiscalía Anticorrupción y el Juzgado de Instrucción número dieciocho de Valencia investigan el amaño de contratos en las Administraciones públicas de miembros del PP en esa Comunidad con varios empresarios, durante más de quince años. Es la llamada Operación Taula, ya con más de veintinueve detenidos, imputados-investigados, acusados, de un fraude de varios millones de euros derivado de decenas de actos delictivos. Este era el modus operandi generalizado de los prebostes del PP valenciano, con el conocimiento de los ´jefazos´ de la sede central de Génova 13. Es una corrupción sistémica, un modelo de gobernar extensivo a la mayoría de las autonomías donde gobiernan los de la gaviota azul.

Fuentes de la investigación aseguran que los indicios apuntan, además, a la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá y al exvicepresidente económico de la Generalitat, Gerardo Camps. Ambos son aforados ante el Supremo, por lo que su eventual imputación lleva otros pasos judiciales. Las sospechas apuntan a que Barberá financió su campaña electoral con una caja B; o sea, una financiación ilegal de los populares.

Gürtel, Bárcenas, Pokémon, Púnica, Taula... las grandes tramas corruptas de los últimos tiempos están asfixiando al PP. A estos casos le sumamos el reciente caso Aquamed, y el de otros dirigentes y militantes del PP, imputados o investigados. Todo ello salpica a los dirigentes del partido, que se empeñan en mirar para otro lado y en dictar medidas tibias y componendas contra los corruptos. La cúpula pepera nacional es responsable políticamente porque conocían de manera sobrada estas redes de clientelismo. Además, el presidente Rajoy „y el PP en general„ se beneficiaron políticamente del inmenso poder del PP valenciano en esos tiempos de corruptelas.

Por tanto, el PP es una marca prácticamente inhabilitada para seguir liderando la regeneración del país. Nunca ha creído en ella „ni la han practicado„ y ahora nos quieren tomar el pelo una vez más. Sí, el PP ganó las elecciones, pero perdió más de tres millones y medio de votantes y 67 diputados. Ganaron, sí; pero no lo suficiente para gobernar. Esa es su gran pena y su miedo. Y, acuciados por él, han puesto en marcha el ventilador de las calumnias, acusaciones falsas, engaños e indecentes declaraciones. Pataletas propias de los perdedores. No saben ni quieren gestionar su derrota, como pasó en 2004 cuando las tonterías y mentiras de Aznar y Acebes que acusaban falsamente a ETA como autores del atentado terrorista del 11M. Esta masacre fue un ataque criminal de células yihadistas vinculadas a Al Qaeda. Aznar quien, por cierto, insiste machaconamente en arremeter contra Podemos: «Es una amenaza para nuestro sistema democrático y nuestras libertades». Ahí es nada el patriota presidente de la FAES.

Otro ejemplo del ´canguelo´ pepero son las acusaciones del vocero Rafael Hernando, acusando a Podemos de ser un partido con ´manual del golpismo´. Intolerable, Hernando, este insulto grave para los votantes podemitas y para la democracia. Es una afrenta muy grave contra más de seis millones de españoles. Un acto de imprudencia política que deslegitima para seguir en política al portavoz pepero. Es así como el PP quiere ganar en despachos y con presiones, insultos e inculcando miedos, lo que no han sabido conquistar en una legislatura ni en las urnas. No pueden seguir gobernando, así lo han decidido la mayoría de españoles: los que no les votaron, los que se abstuvieron y los que por miedo les votaron y ahora ya se arrepienten.

Y lo que sí crea incertidumbre social y económica (de los inversores, de los acreedores y de los bancos) es el juego de trileros de Rajoy y el PP. «Pasa tú primero, que a mí me da la risa, Pedrito, que eres el más guaperas», dice un Rajoy socarrón. «No, no; pasa tú, Marianico, que para eso eres el primero de la clase», le contestaba con sorna el socialista.

Sin embargo, parece que cada vez está más cerca el pacto de Gobierno de la gran coalición. Y es recomendación expresa y pública de Felipe Gonzálezque el PSOE se abstenga y deje gobernar al PP con C´s, dejando a Podemos y a IU aislados. También esta atrocidad la defienden algunos barones, exministros y exdirigentes socialdemócratas trasnochados y poco prudentes, con el carné socialista más hacia la derecha neoliberal y del Ibex 35 que hacia los valores de la izquierda. O sea, ¿que Pedro Sánchez debía tragar con esa bilis felipista „que no del Isidoro de los años 70„, ese exabrupto tan cercano a tesis neoconservadores y a las élites financieras? ¿Debía gobernar „o apoyar„ Pedro Sánchez a ese PP de Rajoy, que es el primer partido acusado formalmente, judicialmente, de corrupción? ¿Y el cambio y los votantes socialistas, dónde quedan, Felipe?

España necesita urgentemente un Gobierno con mayoría estable y firme de los partidos progresistas y reformistas para desatascar todo lo maltrecho por el PP en estos últimos cuatro años. Y que un socialismo nuevo, verdaderamente renovado, dirija y ponga al país en marcha con un Gobierno progresista. Lo demanda la sociedad española mayoritariamente.