Acaba de cumplir el rey Felipe VI (para los intelectuales emergentes el ciudadano Felipe). Seguro que no recordará este 30 de enero como uno de los días más felices de su vida. Su hermana se sienta en el banquillo, juzgada por delito fiscal. Por otro lado, la formación de Gobierno en esta XI legislatura se complica y pone a prueba su papel arbitral y mediador. La verdad es que en poco tiempo ha vivido experiencias muy significativas, de esas que curten: unos padres cada vez más distanciados; un padre con notorias debilidades que lo llevaron a abdicar; unos cuñados manifiestamente mejorables, el segundo un ambicioso trepa que acabará en la cárcel. Va madurando el Rey con el verso hernandiano: «A fuerza de golpes, fuerte».