Pedro Sánchez, por fin, ha sido nominado. Se le ha quedado una cara de gusto que no coge en su pellejo. Ante un Rajoy romo, paralizado y ombliguero, un aspirante que ha levantado el dedo hasta para bailar la sardana... Difícil lo tiene. Frenado por sus barones y espoleado por sus desaforadas ganas, tiene a un lado un PP al que ha insultado y ninguneado y que se la guarda, y al otro a un Podemos que solo lo quiere para merendárselo vivo. A ver qué hace... Que Dios nos ampare y a él lo pille ´confesao´. Lo vamos a necesitar más que nunca jamás. La tronaera encima y mi hija en pelotas...