Tiene que cambiar la actitud que los partidos constitucionalistas mantienen con independentistas y antisistema. Un giro copernicano. Es hora de frenar sus juegos, sus travesuras, sus provocaciones a todas las instituciones incluyendo la Jefatura del Estado y explicarles que, como todos los demás, han de someterse al imperio de la ley, que es la piedra angular de un sistema democrático; pero no basta con decirlo, hay que hacerlo. Seguir siendo tolerantes no conduce a nada. Y no es una amenaza o medida de fuerza (por hacer el juego de palabras: «no es la razón de la fuerza sino la fuerza de la razón»). Esto no estimulará sus pulsiones, ellos son insaciables por definición. No es justo que tengamos que padecerlos y aguantarlos.