Aunque hasta el momento no se ha querido plantear públicamente un posible pacto pp-psoe, creo que, tras el órdago lanzado por el actual presidente del Gobierno en funciones, antes o después será una realidad. y motivo tal necesidad porque la situación política nacional no puede seguir deteriorándose, máxime a nivel institucional, y será en algún momento obligado que, las dos fuerzas políticas mayoritarias tengan que ponerse de acuerdo en un programa de Gobierno, pues no sería deseable que el futuro de España quedase en manos de Iglesias, Puigdemont, Colau o tantos otros a los que simplemente lo único que les interesa es la debilidad de nuestro país y su gobernabilidad.

Hace muchos años que las dos fuerzas políticas mayoritarias deberían haber sido conscientes de que tanto un socialismo descendente y un liberalismo no ascendente están obligados a entenderse. Lo lógico hubiera sido hacerlo antes de las autonómicas y municipales pero hay a quien su personal ambición profesional, desocupación, ansia de poder o el intentar evitar su desaparición desde el punto de vista político, le hace creer que su propia ambición puede incluso llegar a apoyar el cambio de régimen político, cuando además sus mayores opositores se han encargado de lanzar el anzuelo en el que hacerle caer.

Hay quien no respeta las instituciones, la soberanía nacional, las reglas de un sistema democrático, nuestra monarquía parlamentaria; una falta de respeto la constituye toda actuación que condene a la política española a un incierto horizonte, y quien así se comporta no es merecedor de tener posibilidad de decidir lo más mínimo respecto del rumbo de nuestro futuro como ciudadanos y de nuestro país.

España tiene la necesidad de abordar, además, en este sentido, una auténtica regeneración, siendo exigible un sólido acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales, avanzando en evitar secesionismos, nacionalismos o posiciones de independentismo; pero, sin embargo en pocas ocasiones han estado más enfrentados pp y psoe, lo que resulta inexplicable e inaceptable.

El presidente del Gobierno en funciones ha lanzado un órdago claro; pero mientras existan 'líderes' que no son capaces de considerar su posición real, de los que llevan por delante su propia ambición o futuro, sus intereses y beneficios en primer lugar, seguiremos condenados a una degradación institucional y al despotismo en espera de su propia caída o extinción, porque también ellos son, como todo, perecederos.

Se puede ganar o perder un órdago. los jugadores no son, en este caso, los afectados por el éxito o no del mismo. esta es la realidad.