El pasado mes de agosto el consejero de Desarrollo Económico, Turismo y Empleo, Juan Hernández Albarracín, lanzaba un reto que levantó cierta polémica en el sector. Mostraba la necesidad de aumentar la capacidad de alojamiento turístico en la Región con la construcción de más hoteles, especialmente en La Manga, para atraer a más turistas. Sin embargo, la alta estacionalidad que se da, con las instalaciones llenas en julio y agosto, pero con escasos clientes en el resto del año, llevó a la asociación del sector a cuestionar esta necesidad. Más adelante, en septiembre, la paralización de la adjudicación de los viajes del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) por los recursos presentados por varios grupos empresariales dejaba en la estacada a cinco hoteles de La Manga y Mazarrón, cuya viabilidad en otoño y en invierno no es posible sin la ocupación del turismo de los mayores. Desbloqueada esta adjudicación, el Instituto de Turismo busca plazas para alojar a los 26.000 viajeros de la tercera edad que tiene como cupo la Región, ya que tan solo hay abiertos o van a abrir cuatro hoteles en La Manga. Y cuando estamos sumidos en este marasmo de incertidumbre llegan ahora los compradores de hoteles, alguno de ellos cerrados desde hace años como consecuencia de la crisis inmobiliaria.

Es el caso del hotel Intercontinental La Torre, de cinco estrellas, con 133 habitaciones y situado en el resort La Torre, de Polaris World, en Torre Pacheco, que lo ha adquirido el grupo chileno de empresas Phoenix, un conglomerado empresarial de capital familiar que está presente en los sectores turístico, inmobiliario, energético y financiero y que recientemente ha comprado también un complejo de lujo en Marbella llamado La Quinta. Además, la promotora Profusa, del grupo murciano Fuertes, ha comprado el residencial Dos Mares de Mazarrón, un antiguo hotel que se había convertido en una residencia para empleados del BBVA y de Telefónica y que su nuevo propietario pretende transformar para uso turístico. Cuenta con 80 habitaciones y se pretende casi duplicar su capacidad. En la relación también figura el hotel, centro comercial y campo de golf de la urbanización Mosa Trajectum, situado en Baños y Mendigo. Un grupo holandés está en negociaciones para su adquisición después de que se resuelva el concurso de acreedores que dio lugar al embargo de las instalaciones. Otro hotel cerrado desde hace cinco años podría abrir nuevamente sus puertas. Se trata del hotel Cala Real, de Águilas, de cuatro estrellas, construido en 2003 y con 89 habitaciones, en el que está interesada una empresa de Mojácar que se dedica a la explotación comercial de establecimientos hoteleros, centros comerciales y complejos residenciales y de turismo rural. Y hay más. La Manga Club, la urbanización situada junto a Los Belones, va a poner en marcha un plan estratégico que pretende duplicar el número de habitaciones y construir entre 100 y 150 viviendas más. Todo un síntoma de que las perspectivas turísticas van mejorando tras un año que se ha cerrado con un crecimiento en el sector del 15%.

Todo ello ha coincidido con la celebración en Madrid de la Feria Internacional de Turismo (FITUR), en la que ha cobrado un protagonismo la celebración en 2017 del Año Jubilar de la Vera Cruz, en Caravaca, cuyas expectativas son muy importantes y que ayudarán a mejorar las infraestructuras turísticas de la comarca del Noroeste.

Buena salud de la empresa familiar

Las empresas familiares, que representan uno de los pilares fundamentales del tejido empresarial de la Región, han cerrado 2015 con unas cifras alentadoras. El Barómetro de la Asociación Murciana de la Empresa Familiar (Amefmur) indica que la mitad de las sociedades han aumentado sus ventas en el segundo semestre del año y esperan seguir incrementándolas durante este ejercicio, lo que ha permitido ampliar la plantilla en más de la cuarta parte. La inversión ha crecido en el 26% de las firmas encuestadas y la han mantenido en más de la mitad. Todo ello, ha llevado al director de la Cátedra de la Empresa Familiar, Ángel Meroño, a manifestar que estas empresas están pasando de la etapa de la recuperación a la del crecimiento. Hay que destacar algunos de los cambios que se han producido en la percepción de los empresarios consultados. La supervivencia de la sociedad era la principal preocupación en el sector en anteriores barómetros y ha pasado ahora a un segundo lugar y lo que más preocupa es la reputación empresarial. Además, otro de los principales problemas que constataban era la falta de financiación, que no es ahora tan importante por el crecimiento de los créditos bancarios y las mayores facilidades que existen.

Para dar idea de la importancia de las empresas familiares basta indicar que aportan las tres cuartas partes del PIB regional y el 70% del empleo. Ahora bien, exponen una alta preocupación por la inestabilidad política que se está produciendo ante las dificultades para formar gobierno, que podrían afectar al crecimiento económico y a las perspectivas de inversión.