La distancia entre ricos y pobres ha crecido en el mundo. Esto es lo que dicen los datos del informe Una economía al servicio del 1% publicado por Oxfam Intermon. Teniendo en cuenta que desde hace ya cinco años estamos padeciendo en el mundo una enorme crisis económica, este dato parece cuanto menos llamativo. Según los datos de este estudio, en 2015, el 1% de la población mundial concentró tanta riqueza como el 80% de los más desfavorecidos, una cifra escalofriante. Si lo miramos por países cómo no destaca nuestra querida y putrefacta España, que se ha convertido en la nación de la OCDE en la que más ha crecido la desigualdad desde el inicio de esta crisis. Según el informe, en esta poco honorable clasificación de países con mayor desigualdad nos situamos solo por detrás de Chipre y superamos hasta en catorce veces a Grecia, esa misma Grecia a la que hubo que rescatar hace bien poco. La ONG asegura que la pobreza y la exclusión en España han aumentado de manera alarmante en los últimos años, con 13,4 millones de personas en riesgo de exclusión en el año 2014, lo que supone el 29,2% de la población española. Como dato más significativo, se señala que la fortuna de sólo veinte personas en España alcanza un total de 115.100 millones de euros, el equivalente a la riqueza que concentra el 30% más pobre del país.

Por si aún no se había dado cuenta, esta crisis que estamos padeciendo ha enriquecido a los más ricos. A usted y a mí nos ha empobrecido alrededor de un 15%, aproximadamente lo que ha beneficiado a los más ricos. Esto se debe a que las políticas económicas de los países desarrollados benefician a las mayores fortunas, mientras que las leyes de esos mismos países 'permiten' que dichas fortunas puedan evadir impuestos o directamente gran parte de su capital a paraísos fiscales. Sin embargo, todos estos datos no se pueden utilizar de manera demagógica.

A pesar de los positivos datos macroeconómicos, España es un país de pobres. Mientras que una gran mayoría de alemanes o ingleses pueden venir a España de vacaciones durante quince días a todo confort, la gran mayoría de españoles no podemos permitirnos más que tres días en Londres en el hotel más cutre del extrarradio. Esa es la economía real. Sin embargo, el problema no es que los ricos sean ricos. Los ricos no son malos por ser ricos, en todo caso, son malos por otra cosa. Utilizando como justificación este enorme desequilibrio entre ricos y pobres, algunos partidos políticos mal calificados como de izquierdas el PSOE es burgués y Podemos es populista basan sus políticas en las ayudas y prestaciones sociales, lo cual no deja de ser lamentable al tiempo que fomenta la insana costumbre de vivir del estado. El gran y verdadero problema de nuestro país no es que no existan ayudas suficientes; el gran problema es que mientras nuestras empresas se hinchan a beneficios, nosotros, los trabajadores, cobramos una auténtica miseria. Y eso se ha convertido en algo normalizado, en un tipo de modelo económico. Nuestra economía es la cuarta más potente de la zona euro desde hace tiempo mientras que nuestros salarios están en el puesto 16. Eso es lo que hay que atajar de un modo u otro radicalmente.