Estos días las puertas de Urgencias de los hospitales españoles están que echan humo y Cartagena no es una excepción. Los cambios tan bruscos de temperaturas nos pueden, sobre todo, cuando se trata de personas mayores. Me apena pensar que a estas horas muchas familias estarán en la sala de espera de Urgencias aguardando a que al abuelo le asignen una habitación o que a un joven motorista le hagan una placa para saber si se ha roto algún hueso al colisionar con un coche. También me entristece pensar en los profesionales sanitarios, los que se enfrentan este fin de semana a su guardia a sabiendas de que habrá problemas si acuden muchos usurios a Urgencias, y que no tendrán más remedio que hacer de tripas corazón y seguir trabajando con su mejor sonrisa, aunque en algún momento puedan perder los nervios porque también son humanos. Sin embargo, en la mayoría de los casos y, pese a los recortes de personal y de medios, demuestran su humanidad con los enfermos y sus familiares. Espero que este fin de semana las camas no ocupen los pasillos de Urgencias, sobre todo, porque llueve sobre mojado.