En una cena a la que asistí, hace dos días, surgió el estado del país, por desgracia asociado a la corrupción, y apareció el caso Noos. Está en todos los medios y una cena con gente con inquietudes sociales y públicas no puede obviar estos hechos. Apareció el tema Noos y, cómo no, lo de que todos somos iguales ante la Justicia. Pero esto, que tiene que parecernos normal, se mezcla con que a la infanta Cristina no se le debe de aplicar la llamada 'doctrina Botín'. Es decir, pregonamos a voz en grito que todos somos iguales ante la Ley, pero a la infanta Cristina le negamos el derecho que tiene a acogerse a que le sea aplicada dicha 'doctrina'. Una doctrina que tiene su origen en una resolución del Tribunal Supremo de 2007 en la que se avaló la decisión de la Audiencia Nacional de limitar la acción de las acusaciones particulares y no darles entidad suficiente para pedir la apertura de un juicio oral cuando la Fiscalía y los perjudicados hubieran solicitado el sobreseimiento de la causa. En diciembre de 2007, el alto tribunal confirmó el archivo del llamado caso de las cesiones de crédito, en el que estaban imputados Emilio Botín y otros tres directivos del Banco Santander, que quedaron exonerados de ser juzgados.

Pues bien, en ese mismo momento se creaba jurisprudencia y la jurisprudencia, ya saben, es el conjunto de decisiones de los tribunales sobre una materia determinada, de las cuales se puede extraer la interpretación dada por los jueces a una situación concreta, porque se entiende por jurisprudencia la doctrina establecida por los órganos judiciales del Estado por lo general, el Tribunal Supremo o Tribunales Superiores de Justicia que se repite en más de una resolución. En definitiva, la jurisprudencia es el conjunto de sentencias que han resuelto casos fundamentándose en ellas mismas.

Pero estoy oyendo muchas opiniones y leyendo muchos artículos al respecto y todos hablan de que hay que dar ejemplo con la infanta. Y no creo en la Justicia que pretende dar ejemplo, no creo en la Justicia ejemplarizante ya lo escribí en algún otro articulo; creo en la Justicia que es justa, y me da igual que deba de ser aplicada a un fontanero, a un montador de Ikea o una infanta de España, por ejemplo.

Un juez o un fiscal no pueden tener en cuenta a la personalidad que tienen ante ellos; han de aplicar la Justicia, simple y llanamente. Pero pedimos a los jueces y fiscales que estén al margen de lo que se habla, de lo que se escribe, de lo que se comenta. Y son seres humanos, como nosotros, con una formación jurídica que les pone en este asunto por encima del resto, pero individuos que pueden ser más o menos influenciables. Y ellos también asisten a cenas donde se les dice que la Justicia es igual para todos. Pero los mismos que dicen esto, mostrándose indignados ante la perspectiva de que una infanta de España no sea quemada en la hoguera de la ignominia, no salieron a la calle a mostrar la misma indignación cuando el señor Botín fue absuelto de cualquier delito. Y no me hablan de que hay que aplicar la Justicia a los poderosos porque, que yo sepa, un dueño de un banco tan potente como el Santander, en una sociedad tan capitalista y aferrada al 'becerro de oro' como la nuestra tiene mucho más poder que la infante Cristina. Pero no, nadie se indignó y nadie salió a la calle a manifestar su rechazo.

La defensa de la infanta Cristina ha alegado, tal como se esperaba, que la hermana del rey no debe sentarse en el banquillo puesto que sólo una acusación popular la señala como cooperadora del fraude fiscal del que está acusada. La petición ha sido apoyada por la Fiscalía Anticorrupción y la Abogacía del Estado y es que la infanta tiene el mismo derecho que el fallecido señor Botín a que se le aplique la misma Ley que ya estableció jurisprudencia: porque la Ley sólo tiene que ser justa.