Muchos cartageneros hemos tenido y seguimos teniendo, sueños positivos, para intentar modificar nuestro presente, y sobre todo, para intentar forjar los cimientos de un mejor futuro. No solo soñamos para ilusionarnos nosotros, más bien, para poder compartirlos con todos los habitantes de Cartagena y transmitirles ilusiones y esperanzas. La gran ventaja de nuestros numerosos sueños, es que están sustentados en posibilidades reales y no en quimeras quijotescas de molinos agresivos, porque los nuestros aun están en vergonzosa ruina. El transcurrir de nuestra trimilenaria historia nos ha dejado realidades arqueológicas que esperan ser escavadas y tener vida propia. La gran importancia militar de nuestra ciudad y de sus costas, ha configurado un amplio y rico patrimonio de arquitectura militar, ahora abandonado y deteriorado. Nuestro histórico y variado patrimonio minero, puede tener un largo recorrido turístico, así como nuestras tradiciones. Nuestro puerto aún tiene grandes posibilidades.

Soñamos y seguimos soñando, con poner en valor definitivamente, el Anfiteatro, terminar la paralizada excavación del Teatro, completar la excavación del cerro del Molinete, y culminar los nuevos descubrimientos de la plaza del Lago. La construcción de un puente que facilite la comunicación entre el Teatro Romano, la Universidad Politécnica y el Anfiteatro. La modernización de las carreteras de subida a los castillos de Galeras, La Concepción y San Julián, así como su iluminación nocturna y comunicación por medios mecánicos. La puesta en valor y explotación turística o cultural de nuestras baterías de costa. Recuperar y compartir parte del Arsenal militar. La habilitación de la Catedral de Cartagena, sede del único Obispado de la Región de Murcia. Materializar definitivamente la instalación del Museo de Semana Santa. La modernización de la línea ferroviaria de Madrid a Cartagena, para dotarla de trenes de alta velocidad. La inclusión de Cartagena en el Corredor Mediterráneo a través del Baipás de Beniel y la construcción de una Zona de Actividades Logísticas (ZAL) en Los Camachos, así como la urgente llegada del AVE.

Prolongar el FEVE a Cabo Palos y a todos los núcleos urbanos que rodean el Mar Menor. Dar prioridad la construcción del puerto de El Gorguel, así como explotar todas las posibilidades de la dársena de Escombreras dotándola de conexiones ferroviarias. Motivos para soñar aún tenemos muchos más, pues la lista de posibilidades es mucho mayor que la expresada ahora.

Tenemos que asumir que Cartagena, como núcleo urbano, no puede aportar al turismo, playas o paseos marítimos, pero si, en su amplio término municipal y principalmente en el Mar Menor. El turismo en nuestra ciudad, debería estar sustentado en nuestro diversificado y abundante patrimonio, las actividades portuarias, las universidades Politécnica de Cartagena y La Católica de Murcia (UCAM) así como nuestro clima y las buenas y abundantes comunicaciones con el mencionado Mar Menor, con ello, la declaración de Patrimonio de la Humanidad, sería una futura y posible realidad.

El inconveniente de nuestros sueños, es que nunca traspasan el Puerto de la Cadena y al final, muchos se cansan y dejan de soñar pero yo seguiré soñando.