El tiempo pasa. Al iniciar estos apuntes, he escrito por primera vez la cifra del año 2016, y he pensado en la cantidad de años que llevo haciéndolo al comenzar un artículo (siempre les pongo la fecha en el archivo). El primero fue en 1974. Saquen ustedes la cuenta.

¿De cabalgata? En la calle, un hombre habla por el móvil: «Tú encárgate de buscar dónde alquilan tres trajes de reyes magos. De lo demás me ocupo yo».

Serie. Estoy viendo una serie muy simpática. Se llama Catastrophe y los episodios duran 25 minutos. Es agradable, ágil y sin problemas serios, aunque presenta muy bien los temas de convivencia de una pareja. He visto la primera temporada y estoy con la segunda. Se la recomiendo para cuando quieran relajarse, no ver crímenes, ni tiros, ni grandes ambientaciones palaciegas.

Dispuesta a descansar. La mañana de Nochevieja, una mujer entra en una cafetería con el carro de la compra hasta los topes, se sienta junto a la barra y pide un café con leche y una tostada. Se dirige al camarero y le dice: «Voy a desayunar tranquilamente, como si no tuviera prisa. Y la tengo. Y mucha. Pero me da igual. Voy a tardar en comerme la tostada veinte minutos, por lo menos».

Mal momento. El lunes me ocurrió algo realmente estúpido. Me encontré con unos amigos en la calle. Uno de ellos, al que conozco más de veinte años y le tengo un gran aprecio, es un viejo militante del PP. Hablamos de la situación política, y él comenzó a desgranar la lista de méritos del gobierno de Rajoy, los desastres de Zapatero, el peligro que tienen los socialistas, la amenaza que supone Podemos, etc. Entonces, inexplicablemente, yo, que trato siempre de ser ecuánime y comedido, perdí los papeles y le solté un montón de improperios contra Rajoy y los cuatro años que nos ha dado. Cómo me pondría, que él, con cara de absoluto asombro, me dijo: «Mira, Enrique, me voy y ya hablaremos otro día, porque te miro y no te reconozco».

Niños. Una de las cosas más atractivas de estos días es ver a padres jóvenes con niños por la calle. Es un encanto oír cómo les hablan, cómo los acarician en sus carritos o les ponen las chupetas. Al estar de vacaciones, o sencillamente por razón de la Navidad, se ven muchos más que en otras épocas. Y piensas que el mundo sigue.

Calificación. El juez de la Audiencia Nacional José de la Mata, en un auto, ha tratado a la familia Pujol materialmente como si fuesen los Corleone. Un grupo mafioso, vamos.

Buenas perspectivas. El día de Nochevieja, dos chicos jóvenes hablan en la calle. Uno de ellos, con malicia en el tono, dice: «Y, esta noche, ¿qué?» El otro contesta: «Esta noche, ¡uff!», y se toca la entrepierna.

Tratamiento protocolario. El presidente Pedro Antonio Sánchez y sus consejeros ya no tienen el tratamiento de ´Excelentísimos Señores´, por decisión de ellos mismos. Me parece muy bien, y les diré por qué. En la Universidad, hace ya mucho tiempo que se quitó ese tratamiento, y, cuando había un acto importante y asistía el presidente, o un consejero, se daba una situación bastante chusca. Cuando un orador comenzaba a hablar, se dirigía a los asistentes diciendo: «Magnífico Rector, presidente del Consejo Social, Catedrático García, excelentísimo señor Presidente de la Comunidad Autónoma», etc. y sonaba raro que solo fueran ´Excelentísimos´ los políticos.

Poco impresionada. Yo también fui ´Excelentísimo´ un par de años, como vocal del Consejo Social de la UPCT. Luego lo quitaron y he estado siete años más sin excelencia alguna, y, oye, tan a gusto. En cualquier caso, cuando me nombraron, la primera noche, al acostarnos, le pregunté a mi mujer: «¿Qué se siente al estar en la cama con un Excelentísimo Señor?», a lo que ella me respondió: «Tengo sueño. Hasta mañana».