U grupo importante de aguileños está promoviendo una campaña para el nombramiento de Pedro Costa Morata como Hijo Predilecto de Águilas en atención a sus méritos como defensor de su tierra y el medio ambiente. En el escrito de firmas se añade una pequeña biografía donde se dice: «Pedro es aguileño y huérfano de ferroviario, y se formó en los colegios de Renfe de Ávila y León, antes de desarrollar las carreras de ingeniero sociólogo y periodista. Es profesor Titular de la Universidad Politécnica de Madrid y profesor invitado de varias universidades de América Latina. Dirigió en 1974 la oposición a la central nuclear de Cabo Cope y las luchas antinucleares en toda España, distinguiéndose, asimismo, en la defensa del litoral. Es uno de los pioneros del movimiento ecologista en España y en 1998 le fue otorgado el Premio Nacional de Medio Ambiente».

Estoy seguro que los méritos que Pedro Costa tiene en su haber más los que se pueden considerar méritos sociales, serán más que suficientes para que la hidalguía de sus paisanos y sus representantes del Ayuntamiento de aquella ciudad, en bloque, nombren a su hijo Pedro Costa como Predilecto.

Sin él, sin Pedro, Águilas no sería lo que es. Su lucha siempre por la defensa del medio ambiente, que es también, desde su perspectiva clásica de ecología y política, la defensa cultural y de valores humanos, sea de suficiente mirada municipal para que podamos felicitar a Pedro más pronto que tarde en la consecución de ese nombramiento que solicitan sus paisanos.

Desde aquí nos sumamos a esa proyección de aguileño predilecto hacia uno de los murcianos más destacados por su sensibilidad humana y social, conociendo, como conocemos, su incansable e interminable trabajo en la defensa de los bienes naturales y populares, del entorno mediterráneo, y de nuestra Región en su conjunto. Lo conozco desde 1973, cuando dirigía la batalla popular contra una central nuclear que se pretendía ubicar al pie de uno de los lugares más simbólicos de nuestra tierra, Cabo Cope. Por aquel entonces, el franquismo no podía entender que, desde sus propias y contradictorias leyes, un grupo de gente, presentaban denuncias, impugnaciones e interdictos donde los frentes del capital hispano, los depredadores de siempre, querían quebrar los frágiles ecosistemas de nuestra historia y cultura natural. Y Pedro encabezaba toda aquella dinamización opositora. Y así, jamás ha dejado de asistir a las gentes que le han necesitado como estudioso experto en cuestiones medioambientales en toda España. Porque Pedro ha sido, y sigue siendo, un hombre íntegro, un verdadero y creíble líder popular, un intelectual que se resistía a la sumisión, que se rebelaba a la degradación medioambiental.

Yo he conocido más de medio siglo de historia en esta Región junto a Pedro Costa y su lucha incesante por Águilas y su Región de Murcia. No hay nadie que como él haya combatido tanto, con una generosa actitud de honradez, la verdad de aquella diferencia que residía en la moral.

Tuvo problemas, muchos (quien lo conocemos bien, lo sabemos), pero hizo de su vida un acto pedagógico y heroico.

Por eso, esta petición popular de ahora, desde la gente de su pueblo, vendría a ser un mérito ciudadano que pudiera sumarse a su integridad moral y social, porque Pedro sigue manteniendo un desinteresado compromiso en la defensa de los bienes públicos.

Por todo ello, y por el desprecio a la codicia humana, al egoísmo humano, serviría este nombramiento como ejemplo de vida que el Ayuntamiento en Pleno de Águilas le otorgara a uno de sus hombres más altruistas que puedan conocerse, Pedro Costa Morata, ya que, junto a miles de personas que le siguieron, ha hecho del respeto al medio ambiente una manera de respetar también los bienes públicos, entendiendo que 'lo pequeño es hermoso' si amamos lo nuestro desde una especie de valor testimonial y una poética cultural emocionada.

Con mi agradecimiento infinito, por todo ello, a Pedro Costa.