Que el próximo día 20 iba a caer en domingo se conoce desde hace siglos, cuando un papa de nombre Gregorio hizo unos pequeños ajustes a un calendario que había puesto en funcionamiento antes de Cristo el romano Julio César. Que ese día se celebren unas trascendentes elecciones generales obedece a la decisión personal tomada hace apenas tres meses por Mariano Rajoy.

Los programadores culturales tienen que ser previsores y cerrar la contratación de los espectáculos para el domingo previo a las Fiestas Navideñas en algunos casos con más de seis meses de antelación y suele ser una oferta especialmente enfocada al público infantil. Este domingo esos alevines, infantiles o juveniles, ciudadanos que no pueden meter las papeletas en las urnas por una cuestión de edad, también tienen sus opciones divertidas. En en el Teatro Romea, en doble sesión ofrecen un ´musical para soñar´ que se titula Pinocho, y en el Auditorio Victor Villegas un ballet representa La juguetería fantástica, una obra de Ottorino Respighi, en la que los juguetes deciden cobrar vida y dar un puñetazo en la mesa, rebelándose contra los prepotentes titulares del establecimiento.

Estas elecciones se presentan más abiertas e indecisas que nunca y todo apunta a que la fiesta de la democracia no terminará en la noche del domingo, porque el abanico de posibilidades para formar Gobierno puede ser tan amplio como complejo. Y aquí también los programadores culturales han sido previsores con su calendario de los espectáculos infantiles. En el Romea el conocido y popular Pinocho al que le crecía la nariz con mentiras, ya le han buscado recambio para una semana después con La Ratita Presumida, que saltará a escena en las vísperas del inicio del nuevo año, una propuesta muy sugerente para estos tiempo que corren.

En el Víctor Villegas, en este intervalo, está anunciado otro musical: El Libro de la Selva. Es la entrañable historia de escrita por el gran Kipling, con Mowgli de protagonista, ese niño de meses criado por una camada de lobos, con un viejo y sabio oso de preceptor, una pantera negra, sibilina y temible como protectora, y un viejo tigre, ya renqueante, de principal enemigo. El final es de sobra conocido: el débil cachorrillo terminó convirtiéndose en el Rey de la Selva. En opinión de algunos observadores entendidos e este tipo de festivales Mowgli y La Ratita Presumida son dos propuestas a tener muy en cuenta.