Como este domingo hay elecciones, he pensado que igual podría pediros que nos votéis. Sí. A lo mejor lo hago. Un poco es mi deber, sabéis, porque voy de candidato por Murcia y, qué queréis que os diga, esta ventana que me ofrece La Opi vale, en la recta final de la campaña, su peso en voto. Desde la sala de máquinas de la campaña dicen que esta vez hay mucha indecisión, mucho en el aire. Que vamos bien pero que nos centremos (es un decir, porque mi organización es Unidad Popular-Izquierda Unida, y aquí centrocampistas hay pocos) en captar el voto joven, que está entrando en tromba desde la abstención gracias a algo llamado 'efecto Garzón'. Oka nengs. ¿Qué pasa, coleguis?

Luego he pensado que no, que adónde voy yo, con cuarenta cumplidos, a hacer campaña en los botelleos y las autoescuelas. Podría ponerme una gorra de rapero, supongo. Con la visera hacia atrás. Pedir el voto con una de esas 'peleas de gallos'. Pero va a ser que no. Hay dos tipos de cuarentones, y yo pertenezco al de los felices. No me he apuntado a ningún gimnasio. No me he comprado ninguna moto. Tampoco las vendo, así que creo que al final no voy a rapear.

¿Pero pedir el voto sí, no? Sí. A lo mejor lo hago. Es mi deber, al fin y al cabo. El mío es el único nombre que mi coalición ha presentado al Senado por la Región, un gesto simbólico para reivindicar la unidad de la izquierda que sin embargo me obliga a mí a trabajar por tres. ¿Qué hago, os pido el voto? ¿Cómo os lo digo? ¿Con un rap, con un reguetón, con una ópera de Verdi? ¿O con una jota?

Me he levantado un poco tocado de la garganta, pero, si no, igual me pondría. A pedir el voto, digo. De guarnición, unas cuantas encuestas que nos retraten bien (las hay de todos los gustos, porque la sección de cocina de los medios es más grande que la del Ikea). Un par de frases motivadoras, con bien de 'ilusión', 'futuro', 'cambio', etcétera. Unas fotos con algún acto de Garzón lleno hasta la bandera y hale, ya está. El domingo lo petamos, tron.

Y es que no paran de decírnoslo, desde la sala de máquinas de la campaña: mantener alto el ánimo de los simpatizantes es fundamental para captar el voto indeciso. Y en efecto, uno pone la tele en su canal favorito y ya no necesita Red Bull. ¿Sabéis las tiendas ésas de ropa que te ponen bacalao a toda pastilla para inducirte a comprar (supongo que para poder irte antes de allí)? Comparadas con los programas nocturnos, son un spa.