riste espectáculo el que estamos viviendo en estas elecciones. Demasiada agresividad en unos políticos que debieran ser el ejemplo mas claro de convivencia ciudadana.

Todos quieren salvarnos, pero ¿de qué? ¿del paro? ¿de la opresión del jefe? ¿de la enfermedad? ¿de una mala educación? ¿de la desigualdad? ¿de la pobreza? ¿de los corruptos? ¿de qué? Pero ¿de verdad estamos tan en peligro? ¿tanto riesgo se ciñe sobre nuestras cabezas? Y nosotros sin enterarnos; lo digo porque cuando todos los días vemos y oímos a nuestros políticos desgañitarse en los mítines por esos rincones del Señor, alertándonos de los riesgos de que siga la derecha, de que vuelvan los rojos, de que los ancianos pueden perder las pensiones, de que estamos peor que antes y mejor que mañana, que el futuro puede ser caótico si no los votamos a ellos, ya no sabe uno que pensar.

Nos bombardean con la vieja política del miedo, metiéndonos el acojono en el cuerpo con eso de que están en riesgo nuestras libertades y derechos, de que nos van a despedir de nuestro trabajo sin un duro, que nos pueden quitar el piso por no pagar la hipoteca, que la miseria nos acecha por las esquinas, que los hombres y mujeres no somos iguales, que los de las europas nos quieren joder la vida, que... Y, claro está, ellos mismos se autodenominan nuestros salvadores ante tales futuras y latentes fatalidades, porque solo ellos tienen la solución a nuestros miedos y penurias.

Uno, en este rincón de la vida que Dios y las circunstancias le han dado, se pregunta: ¿no serán ellos los que tienen miedo de ir al paro? ¿los que quieren dejar de ser empleados oprimidos para convertirse en jefes opresores? ¿los que quieren implantar su concepto de mala educación? ¿los que practican la desigualdad? ¿los que quieren abandonar la pobreza? ¿los que más cerca están de la corrupción? ¿los portadores de los miedos que predican? Porque está claro que son ellos los que, mediante estas elecciones, ganan un trabajo, se vuelven patronos, cogen la vara y el látigo, imponen sus ideas, se ponen en riesgo de volverse corruptos o insensibles, de abandonan el pueblo para subirse a la peana. Nos suben los impuestos, se montan al carro de los privilegios y boatos... ¿No serán ellos nuestro verdadero peligro? ¡Ay! ni con ellos ni sin ellos tienen nuestros males arreglo, pero? ¿de verdad tenemos tantos males como dicen o quieren hacer creer? ¿no será que lo que quieren es salvarse o colocarse ellos, bajo la apariencia de salvarnos a nosotros, utilizando la vieja política del miedo?