El amigo de Mula recuerda la campaña electoral de junio de 1977. Por motivos laborales vivía entonces en Madrid, casi al final de la Calle de Alcalá. Eran las primeras elecciones democráticas de la Transición, de las que salió la actual Constitución. Entre sus entrañables recuerdos está la pegada de carteles. Eran cuadrillas y cuadrillas de militantes de las jóvenes formaciones políticas a la izquierda del PCE que recorrían las calles con cubos de cola, mochos y rollos de carteles, pegando en los espacios posibles.

La vida del cartel era de apenas unos minutos, el tiempo que tardaba la cuadrilla siguiente en colocar otro encima. En muchos casos en un par de horas el grosor de los carteles pegados en lugares estratégicos era de algunos centímetros y se producía el desplome de todos porque hasta los primeros tenían aún la cola fresca. Y en aquellas campañas que duraban cuatro semanas todas las noches las cuadrillas salían con el cubo, el mocho y los rollos a reponer la cartelería.

Eran otros tiempos, porque en los actuales los populares lorquinos han elevado ante Junta Electoral una queja porque en ese municipio algunos grupo no identificados, no simpatizantes PP. por supuesto, les están quitando sus carteles de propaganda pegados en las vallas habilitadas al respecto. No es un comportamiento loable, ni incluso aunque los autores pudieran estar cabreados por la cuestión de retrasos administrativos respecto a las secuelas del terremoto de hace cuatro años. Pero tampoco parece tan grave el incidente como para ocupar a los miembros de la Junta Electoral Provincial.

Sin embargo, para los populares lorquinos esta aparente chiquillada de algunos saboteadores no es ´pecata minuta´, es algo mucho más trascendente, porque se encuentran en un complicado dilema: si reponen los carteles despegados se quedan sin fondos de cartelería para pegar en muchos de los barrios de amplio término municipal.

Quizás en aras de la austeridad predicada por el Gobierno de Rajoy o a causa de los recortes internos por los problemas habidos con el finiquito del extesorero Bárcenas han tenido que hacer una tirada limitada.

El amigo muleño, que recuerda la campaña de las constituyentes, no sale de su asombro y apostilla que en Lorca los populares más que carteles electorales han hecho una serigrafía numerada para coleccionistas.