Recientemente asistí a unas jornadas organizadas por el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Aragón, en Zaragoza en torno a las temáticas del agua y la energía. En la oportunidad que amablemente me ofrecieron, además de exponer la situación de la cuenca y los planteamientos e ideas que desde el Gobierno de la Región de Murcia se tienen sobre el agua.

El uso y aprovechamiento que de ella hacemos en esta tierra y sobre los trasvases, pude comprobar que el discurso de los políticos que gobiernan en esa región difiere de los planteamientos más razonables que escuchaba de los responsables del Colegio y de muchas de las personas con las que departí. Si el discurso oficial es de oposición radical a cualquier trasvase que se plantee desde el río Ebro, la opinión de los técnicos y de otras muchas personas es más razonable y equilibrada: al río Ebro le sobran recursos pero le falta regulación. Sigue siendo muy necesario mejorar la regulación de este importante río español, para aumentar la garantía e incluso, en su caso, la superficie regable; pero a pesar de un aumento sustancial de las demandas, aún se dispondría de recursos excedentarios para atender las necesidades de una cuenca como la del Segura.

No deja de ser sorprendente una actitud política de rechazo de plano y sin argumentos convincentes, cuando del Ebro parten en la actualidad ocho trasvases hacia otras cuencas, sin que eso genere ningún conflicto social, ni merme las posibilidades de desarrollo de Aragón ni otras regiones ribereñas de este río.

Los murcianos podemos entender que se demanden mejores infraestructuras para una cuenca, también que se desarrolle el potencial agrícola que un territorio puede tener, incluso seremos aliados en las reivindicaciones de esas mejoras, pero no podemos entender ni compartir el rechazo a los trasvases.

Es más, por mucho que se incrementasen las demandas de la cuenca del Ebro, los retornos al río siempre existirán y se drenará un volumen que como bien sabemos en Murcia es reutilizable sin afecciones a la cuenca cedente.

Los murcianos somos trasvasistas por necesidad vital. El trasvase Tajo-Segura aporta la mitad de los recursos necesarios para el abastecimiento de la población y agua para regar unas 130.000 hectáreas del sureste de España, que genera directamente más de 100.000 puestos de trabajo en la agricultura.

El reconocimiento que desde la Región de Murcia se le hace a esta infraestructura es unánime por quienes la conocen. El Tajo-Segura marcó un antes y un después en la historia social y económica de Murcia. Resolvió el problema de la carencia de recursos para abastecimiento a la población, facilitando el desarrollo económico y turístico; permitió transformar una extensa superficie en regadío porque así lo determinó la Administración incluso „no hay que olvidarlo„ obligando a los propietarios afectados a asumir dicha transformación.

El PP ha sido y es el partido que mejor ha sabido defender el trasvase Tajo-Segura. El PP es el partido del campo y el que mejor ha entendido y ha asumido la realidad que representan los trasvases para Murcia y para otros muchos territorios españoles que también dependen de esas infraestructuras para subsistir. La defensa de los trasvases es el único discurso válido para el PP, el que impulsó un acuerdo histórico que culminó legislando la mejora de la regulación del trasvase Tajo-Segura, fortaleciendo la seguridad jurídica de sus usuarios y de los intereses de la cuenca.

Unas fuerzas políticas, por el contrario, no mantienen un discurso homogéneo e idéntico en toda España, sino que, al contrario, reclaman el cierre del trasvase Tajo-Segura, con las razones más demagógicas que se pueda imaginar. Esa carencia de criterio deja de manifiesto que los intereses de esas formaciones políticas son única y exclusivamente electoralistas.

Hoy es evidente que no existe alternativa al trasvase Tajo-Segura. La desalación no es, ni en cantidad ni en calidad, una alternativa a los trasvases porque no proporciona agua a un precio que permita a nuestros agricultores mantener la competitividad de sus producciones. La desalación habrá de ser aprovechada como un complemento adecuado, pero incapaz de sustituir al trasvase.

Desafortunadamente, estamos viviendo una de las sequías más duras, que nos está enfrentando a una situación de falta de recursos que amenaza nuestros cultivos y nuestro abastecimiento. Ante esta situación, el presidente Pedro Antonio Sánchez ha demostrado que está junto a los agricultores porque desde que fue investido como Presiente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia ha trabajado hora tras hora para garantizar el agua a los regantes. Ha conseguido prorrogar el decreto de sequía hasta septiembre de 2016, lo que permite poner a disposición de los regantes agua para afrontar el año hidrológico con normalidad. Asimismo, ha conseguido un histórico acuerdo que reduce temporalmente el coste del agua desalada, y ha hecho posible que en los presupuestos del Estado de 2016 se contemplen una serie de medidas extraordinarias que ayuden a paliar la sequía que sufre la Región de Murcia, permitiendo que la agricultura continúe siendo el sector estratégico que aporta desarrollo y riqueza a los murcianos.

El Partido Popular ha demostrado que es la única formación política que ha hecho suyas las reivindicaciones de los agricultores y las preocupaciones reales de los murcianos. La Región de Murcia necesita contar con un Gobierno de España que se tome en serio a la nación, que sea fuerte, estable y esté convencido de que atender esas reclamaciones enriquece nuestra nación.