A un anciano en Alicante, sentado en un banco de la plaza, le cayó encima una mujer que se precipitó desde un balcón del séptimo piso y lo mató; la prensa difundió la foto del banco, de listones de madera, roto y precintado por la Policía. Esto me evoca una clase de Magdalena Cueto en febrero de 1997, en un curso de Guiones de Cine, donde nos habló de Platón, que condenaba a los poetas miméticos y salvaba a los anamnésicos, los inspirados, los que recuerdan la idea, los furiosos, extáticos, fuera de sus cabales, los geniales, y nos habló también de Aristóteles, que excluye cualquier interpretación de la mímesis como copia de la realidad, donde el escritor, con su artificio, no cuenta lo sucedido, cosa del historiador o del periodista, sino lo que podría suceder según lo necesario o verosímil. Me lo cuentan mejor o no me creo esta noticia de Alicante.