Buena dieta la que nos propone la cocina del CIS. Su última encuesta da la nota y no denota el balance de una legislatura permanentemente en cuesta. Frente a tantas barras de colores, quesitos, sopas de letras y potajes de cifras, confeccionando una carta indigesta a cuyo frente se mantendría el soso master chef de las habas contadas y de los platos y vasos cantados; quizá sería bueno repasar las recetas de la abuela Constitución.

Aprovechando este excepcional puente, mejor que los de Calatrava y que aquel que nos cobijará a todos a no mucho tardar, igual es posible desempolvar la Carta Magna para hacer un balance real de nuestro equipo de cocina. Si el primer plato le sirven las libertades, no se olviden de la mordaza y otras lindezas imposibles de maridar. Si en el segundo pretendemos paladear el estado de bienestar cuidado con la dentadura a la hora de masticar la LOMCE, que no hay humano que la trague; el copago y privatización de la sanidad, de efectos secundarios previsibles; o la minúscula ración a la que ha quedado reducida la atención a las personas dependientes o que más necesitan alimentarse.

Y de postre, siéntese derecho para soportar también los golpes al gusto y a la inteligencia que suponen el deterioro del empleo, la legislación laboral o el etéreo derecho a la vivienda. Si lo que le va es la marcha, mientras espera la cuenta, evalúe también la gestión de la unidad territorial o el necesario decoro y limpieza de nuestros cocineros. Ya sólo queda pagar, como lo hemos hecho con el IVA y el resto de los impuestos sin que ello signifique más servicios o menor déficit.

Mirando ´la dolorosa´ piense también, por último, si Murcia ha recibido el apoyo y dinero suficiente para elaborar su propio menú del día o si, por el contrario, nos han lanzado un chusco con la retahíla de que es peor el hambre.

¿Oído cocina?