No debe ser casualidad, aunque es posible, que al presidente del Gobierno le haya dado un repentino ataque de solidaridad con el elemento femenino, pero lo cierto es que a pocos días del arranque de campaña electoral, Mariano Rajoy presidió, por primera vez, el acto institucional del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y dijo que «la lucha contra la violencia de género es y debe seguir siendo una política de Estado, porque de la unidad de todos depende el éxito». Añadió que «la jornada simboliza la respuesta más digna a la violencia más indigna, que es la que se ejerce contra mujeres por el simple hecho de serlo», para terminar afirmando: «Esta batalla la vamos a ganar y lo digo porque cada día somos más lo que plantamos cara a esta situación».

Pues qué bien, ya estamos todas más tranquilas, pese a que al parecer, el presidente se olvidó de mencionar un informe que facilita Amnistía Internacional al respecto, que afirma que existen datos preocupantes que confirman que las políticas de austeridad han afectado a la implementación de la Ley Integral por parte de la Administración central, las autonómicas y locales ya que, continúa el informe, desde 2011 a 2015, se ha producido un descenso del 21% de las partidas destinadas para la protección estatal a las víctimas de violencia de género en los Presupuestos Generales del Estado. Y añade la ONG que la partida específica destinada a los servicios de atención a víctimas gestionadas por las Comunidades Autónomas se ha reducido un 50%.

Ya digo, un olvido involuntario, llevado por la emoción del momento, pero lo que más nos extrañó de la intervención de Rajoy fue que las mujeres «tienen a su lado muchos recursos para romper con el círculo de la violencia. Ocho de cada diez han logrado dejar atrás el maltrato», pero no habló de machismo. Y sí, hay que hablar de machismo cuando lo hacemos de violencia de género porque, aunque algunos se empeñen en que no tiene relación una cosa con otra. Violencia de género es que una mujer por el mismo trabajo cobre menos que el hombre. Violencia es la desigualdad que se percibe en nuestra sociedad, el trato dispar que se ofrece a una mujer, con la misma formación de un hombre y es que la violencia de género debe de abordarse de manera integral.

La violencia de género es que su partido, el PP, apoye para que pueda ser alcalde de la localidad de Carboneras, en Almería, a un personaje tan difícil de calificar como Salvador Hernández, quien fue reelegido en esa localidad, gracias al apoyo de los populares, y que se permitió decir, en el último pleno municipal a una concejala de la oposición que estaba en el uso de la palabra: «Guarde el respeto cuando está hablando un hombre». Sí, en el colmo del machismo más cavernario, estas fueron las palabras que el independiente Salvador Hernández, alcalde, insisto, gracias al apoyo del PP, pronunció en un pleno municipal. Unas palabras que cualquier ciudadano puede ver en Youtube, para que se nos caiga la cara de vergüenza de que esto pueda ocurrir en pleno siglo XXI. Sí, este individuo dijo: «Guarde el respeto cuando está hablando un hombre». Se olvidó de añadir: un hombre sin educación, un grosero, un ignorante, un machista; un hombre indigno de estar al frente de una alcaldía; un hombre de Cromañón al que un partido como el PP le permite, desde una noble tribuna, soltar por su ´hocico´ cosas como esa. Un impresentable que no debería estar ni un minuto más ocupando el sillón de máximo responsable municipal. Un pobre hombre, en definitiva, que puede soltar exabruptos desde una tribuna gracias al apoyo del Partido Popular.